El día
mundial contra el trabajo infantil fue el pasado martes, ya que el 12 de junio de cada año se denuncia la situación de 215
millones de niños en todo el mundo. Con el objeto de concienciar a la opinión
pública sobre la realidad del trabajo infantil en la región latinoamericana, y
dar voz y visibilidad a aquellos proyectos cinematográficos y realizadores sensibilizados
sobre este problema, la Fundación telefónica convocó un certamen de
cortometrajes documentales bajo el título: Fundación Telefónica Documenta. Con el propósito claro de que haya una persona concienciada
en el mundo por cada niño trabajador.
El pasado 5 de abril el comité de selección eligió a los ganadores: “Las
voces pequeñas” de Lina Badenes y Mariona
Guiu, rodado en Guatemala, “Pescadores de lápices” de Yeiner Vargas Barlis y Kelly Reyes, rodado en Colombia y “Los
hijos del Ayllu” de Mario Torrecillas y
Natalia Pérez, rodado en Perú. Los tres equipos seleccionados viajaron a
aquellos países donde produjeron y filmaron sus cortometrajes con el apoyo
financiero de Fundación Telefónica.
El mismo día de la conmemoración se estrenaron los tres
ganadores del concurso en el Espacio Fundación Telefónica situado en la Gran Vía madrileña, quedando así inaugurada
la primera edición de un certamen que promete ser social y querer visibilizar
aquellas injusticias que se comenten en los países Latinoamericanos.
Lina Badenes y Mariona Guiu recogen en “Las voces pequeñas” la experiencia de los talleres audiovisuales que realiza
un grupo de chavales del departamento de Sololá, en Guatemala, a manera de retrato
coral en cuya realización han participado los propios niños y niñas. Así, los
talleres proporcionan el telón de fondo en el que se desarrollan las historias
generadas por sus protagonistas: los niños han rodado y hablado de sus
inquietudes, haciendo a la vez de actores y actrices para que el cortometraje
final recogiera el fruto de ese proceso.
“Pescadores de lápices”, de
Yeiner Vargas Barlis y Kelly Reyes, cuenta la historia de Daniela, una niña de
12 años que quiere ser artista, y sin embargo se levanta de madrugada para
ayudar a pescar a los hombres de un corregimiento del norte de Colombia. El
colegio le propone tanto a ella como a sus compañeros de pupitre la creación de
un cuento inspirado en su propia niñez como alternativa a las horas de trabajo
a las que están habituados. Los cinco premios al mejor relato son unas entradas
de cine en la ciudad de Santa Marta. A través de la historia de Daniela el
espectador descubrirá a otros niños y niñas que también trabajan, algunos solo
uno o dos días, otros toda la semana. La protagonista se debate así entre ganar
el concurso escolar como escritora o levantarse cada día a pescar.
Por último, “Los hijos del Ayllu” es una coproducción documental y de animación hispano peruana,
coordinada por los colectivos PDA (España) –Mario Torrecillas y Natalia Pérez–
y La Combi (Perú), que se centra en la vida de un grupo de niños y niñas del
poblado quechua de Auquimarca (Andes, Perú) que cuenta su propia visión del
mundo y la realidad en la que viven a través de las imágenes que ellos mismos
han grabado, los dibujos que han animado y las historias que han dado a
conocer. Sus protagonistas son menores en edad escolar que compaginan las
tareas del colegio con trabajos realizados como adultos, y las labores domésticas
en su propio hogar (cuidan a sus hermanos menores, lavan la ropa y cocinan) con
diferentes tareas agrícolas (cultivan, siembran y riegan).
Si algo
tienen en común los tres documentales -aparte claro está del trabajo infantil-,
es el premio que se les ofrece a los niños y niñas ganadores del concurso de
cada historia. Pues la recompensa por participar en los talleres de las tres películas,
siempre tiene que ver con el cine. Y además al finalizar las grabaciones se les
obsequió dejando las cámaras, trípodes y todo el material audiovisual que se
empleó. Para que con lo aprendido pudieran empezar a contar ellos mismos sus
propias historias.
Pinchad en el
título debajo de la foto, porque ahí os dejo el link para que podáis ver estos
tres cortometrajes y os emocionéis -al igual que me pasó a mí-, disfrutando de
la ingenuidad y la sabiduría de los niños y niñas de Latinoamérica, así como de
la música en “Voces Pequeñas” creada con la sensibilidad del músico
Alejandro Martínez.
No estaría de
más que la divulgación de este trabajo llegara hasta la mirada de nuestros
niños europeos, para que entiendan que en otros lugares del mundo hay niños
como ellos que sufren día a día, teniendo que renunciar a sus sueños y a veces
a sus propias vidas. No olvidemos que la esclavitud, la prostitución y el tráfico
de drogas son las causas más numerosas de explotación infantil.
Y ahora la
pregunta de la semana:
¿Qué crees
que podrías hacer tú como ser humano individual para intentar erradicar el
trabajo infantil en el mundo?
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