Tras un viaje de casi 12 horas, entre vuelo, esperas,
inmigración y demás controles, se plantaron en Nueva York la semana pasada el
grupo musical andaluz con alma gaditana La Canalla. A su llegada les esperaba una recepción de bienvenida por parte de
otros compatriotas, con vino español, cheetos picantes y demás snacks de Brooklyn. Accidentado
encuentro pues entre risas y sueños, se iban durmiendo y despertando los
miembros de este grupo, completamente agotados, fruto del viaje y otros bolos
anteriores que les supuso no haber dormido prácticamente nada durante alrededor
de cuarenta y ocho horas.
La Canalla ya es una
banda consolidada en los circuitos de música en vivo de Madrid, Barcelona y por
supuesto de su Andalucía natal. Ahora y tras varios años con esta formación, cruzan
el charco para enamorar –con su especial manera de interpretar canciones– al
público Neoyorkino que cada vez es más latino –aunque para entender las letras
de esta banda hay que saber algo más que castellano, hay que saber andaluz–.
Tras el bolo del pasado domingo en el Drom –mítica sala de conciertos en el
lower de Manhattan– se disponen a hacer una gira por los EE UU de América para
presentar su último trabajo discográfico “El Bar Nuestro de Cada Día” (La Mar Sonora, abril 2013). Austin y Chicago les esperan. En Austín dentro el SXSW (South
by Southwest) una de las ferias más importantes del mundo de la industria
musical y por último en el Hard Rock Café de Chicago, dentro del
ciclo ‘The Spanish Caravan Music Festival’.
Y es que a La Canalla no les asusta nada. Actuaron
con afluencia de público –a pesar de que la contra-programación era el festival
flamenco de Nueva York–, y se pusieron el mundo por montera gritando a todos
los vientos, que el arte español va más allá de sus fronteras y, que si en su
país no se reconoce o no se le da el lugar que merece, habrá una fuga de
artistas buscando otros lugares del mundo, donde como en EEUU reconozcan el
talento nada más verlo y entiendan que el arte y la cultura son inseparables.
La formación de La Canalla está compuesta por cinco
miembros y su road manager –que ya es
como uno más de este grupo inseparable que se mueve en bloque–.
El líder de la banda: Antonio Romera que se hace
llamar El Chipi. Físicamente es una
mezcla entre troglodita y Miguel Strogoff, cantante y letrista del grupo
–aunque en varios momentos los demás le acompañen a los coros– con una voz muy particular
–dulce en ocasiones y con rabia encendida en otras–, este crooner encandila al
público con letras como: “La negra que no
entra en el pantalón” o “Los que están arriba que se bajen de una puta vez, que
todos los demás estamos abajo, muy abajo”, y con la actitud tan relajada
que podrías pensar que está actuando en el mismísimo salón de su casa; llegando
incluso a liarse un cigarrillo mientras interpreta alguna de sus canciones.
El resto de la banda: José López el contrabajista,
con una alegría continua y una sonrisa que lo llena todo, deleita al público
con el sonido de su contabajo acústico y en uno de los momentos baja al público
con el resto de la formación, tocando sin amplificar y consiguiendo unos graves
de esos que traspasan.
Otro José –el
batería–, en este caso Benitez de apellido. Algecireño de nacimiento y Catalán
de adopción pero físicamente Palestino, y eso le costo estar metido en el
cuartucho del aeropuerto un buen rato mientras los agentes de seguridad Estadounidenses
le acosaban a preguntas y registros. Otro musicazo de conservatorio que a pesar
de su juventud parece que hubiera nacido tocando la batería.
El trompeta Julian Sánchez que también toca el
Balafón y el acordeón, pero que en esta ocasión decidió deleitarnos sólo a
través del viento, embelesando al público con los solos de trompeta y los dúos
con el saxo de un amigo –residente en Nueva York–, al que invitó a subir al
escenario para encandilarnos con el sonido de los dos instrumentos. Junto con
el saxofonista Gianni Gagliardi, consiguieron que el público no parara de
aplaudir.
Javier Galiana gran pianista y compositor, algunos
de los temas del repertorio son totalmente suyos. Tran pronto toca jazz como
folk y todo suena maravilloso, fusionando el folclore, flamenco y jazz, junto
con cancionero urbano de copla contemporánea. Sonido característico de La
Canalla que sobre una base jazzística introducen tango, bolero, swing o lo que
surja. Formó parte de la banda de Manu Chao y ha sido Profesor de la Escuela de
Música Moderna y Jazz de la Universidad de Cádiz.
Y por último David –el mánager de La mar sonora producciones– siempre de buen humor, llevando al grupo de aquí para allá y
haciéndose cargo del avituallamiento o cualquier otra cosa que los músicos
pudieran necesitar. Un aplauso por haber conseguido la gira norteamericana.
Este es el segundo disco de La Canalla –Flores y
Malas Hierbas fue su opera prima – y desde aquí le auguramos un éxito
rotundo.
Las fotos quizá no sean muy buenas pero tienen la
solera de haberlas hecho en el momento en plena actuación.
¿Crees que
nadie en profeta en su tierra?
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