Ayer se
clausuró el décimo festival internacional de cine del Sáhara, el primero que se
hizo en un campamento de refugiados y por consiguiente tan solo cuenta con la solidaridad como vía para poder llevarse a cabo. Tanto el público
como los organizadores son gente anónima que utiliza su dinero, tiempo y
energía en aras de sensibilizar a los gobiernos para que acaben con esa injusta
situación de espera, a la que tienen sometido a un pueblo que vegeta entre las
arenas del desierto desde hace ya 37 años.
En noviembre del 2003 hicimos el primer
festival en el campamento de Smara. –Y digo hicimos porque he colaborado activamente en siete de ellos, consiguiendo que vivan esa realidad un cúmulo de
escritoras/es, actrices/res, directoras/res y artistas en general–. Desde
entonces y hasta ahora han pasado diez certámenes y todo sigue igual.
“Esperemos que el año que viene el Fisáhara se desarrolle en un Sáhara libre”,
es la frase con la que se clausura cada vez el festival, que cae como una
lápida, edición tras edición. Y el siguiente año se vuelve al mismo sitio.
La situación está enquistada. Ninguno de los actores implicados en el conflicto (las partes
y los gobiernos) cambian de postura, nadie quiere mover ficha. Se ha creado un
círculo vicioso que sólo se romperá el día que algo del círculo se altere –Tal
vez la muerte del opresor provocaría ese cambio, al igual que
en España, hasta que no murió el dictador no se llegó a la democracia–.
En cualquier
caso el FISáhara impertérrito a las circunstancias, llueva o truene, se sigue
celebrando –yo diría de milagro– cada año una vez más, aunque yo ya no esté y vamos ya a por la edición número once.
Esta semana
pasada se ha desarrollado nuevamente en el campamento de Dajla –donde se viene
celebrando los últimos siete festivales–. Un avión con su bodega cargada hasta
los topes de material cinematográfico y ayuda humanitaria, partió el martes
pasado rumbo a Tinduf con ciento sesenta pasajeros dispuestos a colaborar en
todo lo que sea necesario para que las películas y actividades paralelas, se
desarrollen con éxito y seguridad.
Esta edición
ha tenido un contenido profundamente social y de género, de hecho este año está
dedicado a las mujeres saharauis, verdadera columna vertebral de la sociedad
que sustentan.
Las películas
que se han proyectado han sido estas:
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Este año la
novedad han sido los cortos realizados por saharauis, gracias a la inauguración
de la Escuela de Cine en el campamento 27 de febrero, en Tinduf – Argelia, “Escuela de Formación Audiovisual Abidin Kaid Saleh de la RASD”. Con un alumnado de un 70% de mujeres en esta primera
promoción.
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El proyecto
“Cine por el pueblo Saharaui” –que es el germen de la creación de
la Escuela de Formación Audiovisual Abidin Kaid Saleh de la RASD–
nació hace seis años con la finalidad de difundir esta situación y dar una
parcial solución a las necesidades detectadas, en lo referente a ocio,
actividades culturales y de formación audiovisual, entre la población refugiada saharaui de los campamentos de Tinduf. Y que este año han
conseguido sacar adelante el primer largometraje que se ha proyectado en esta
edición. “Patria dividida” de 56 minutos de duración, rodado únicamente por saharauis, tanto en el equipo técnico como en el artístico. En
su trama está la convivencia de dos amigos saharauis separados por el
conflicto, uno en los territorios
ocupados y otro en los liberados.
También
hubo tiempo para actividades paralelas que en esta ocasión se ha podido
disfrutar de:
FESTIVAL DE
LA CULTURA TRADICIONAL
Con comida
tradicional saharaui, Danza y música autóctona
CARRERA DE CAMELLOS
Participando
tres corredores de cada distrito (Daira) más un nómada que participa
individualmente con estas reglas:
• Llevar el
traje tradicional saharaui.
• La silla de
montar debe ser auténtica, de origen saharaui.
• El camello
debe estar en buena forma física y de salud, de acuerdo con las reglas. El reto
consiste en una carrera de 1 kilómetro con meta en Le frig (Jaimas de muestra
tradicional saharaui). Los tres primeros recibirán un premio.
LE FRIG.
Se expusieron
varias jaimas tradicionales, una por cada daira (municipio), y cada una mostró
una tradición de la vida saharaui, como:
• La comida típica.
• Ropa.
• Enseñanzas del Corán.
• Música y danzas tradicionales.
Este es un
método para demostrar a los jóvenes saharauis, así como a los visitantes en
general, cuales son las raíces de su cultura y de esta manera se ayuda a
mantenerlas vivas.
También hubo:
VISITAS A LAS INSTITUCIONES DE LA WILAYA DE DAJLA.
Se visitaron
los siguientes lugares:
• El hospital de Dajla.
• El huerto
de Extremadura.
• La escuela de mujeres.
• La escuela para los niños.
Y la puesta de sol en...
VELADA EN LAS DUNAS
Se preparó una fiesta musical con grupos saharauis en las dunas, a las afueras del campamento.
Y los más deportistas pudieron participar y disfrutar de un:
PARTIDO DE FÚTBOL
Entre el
equipo saharaui y los visitantes. Todos los participantes llevaron zapatillas para jugar menos los Saharauis que iban descalzos y aún así ganaron, como cada
año nos tienen acostumbrados.
Y como fin de fiesta:
CONCIERTO DE
CLAUSURA
El sábado por
la noche el patio del colegio engalanó un camión / escenario para disfrutar escuchando
la música de Tonino Carotone.
¿Qué solución ves para el problema del Sáhara?
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