La primera
vez que oí hablar de Isabel de Ocampo, fue cuando recibí en mi casa un DVD del corto Miente del que ella es su directora. Como soy muy disciplinada, procuro
ver casi toda la producción del año para poder votar con criterio en los Goya. Me
dejó muda su visionado. Abordaba el tema de la trata de mujeres con toda su
crudeza pero poéticamente. Me pareció muy difícil hacer eso y a la vez conseguir
sensibilizar sobre esa lacra social que es la violencia de género en todas sus dimensiones.
Por supuesto, se llevó el Goya al mejor cortometraje de ficción del año 2009.
Por aquel
entonces yo estaba inmersa en la coordinación de invitados del Fisahara (Festival Internacional de Cine del Sáhara) y, junto con la organización, decidimos
invitar a participar a algunos de los cortometrajes ganadores en otros festivales.
Entre ellos se encontraba Miente, que sin dudarlo lo incorporamos a
nuestra programación. Fue sencillo trabajar con Isabel en el Sáhara, pues colaboró
en todas las actividades que propusimos ese año en los campamentos de
refugiados saharauis, desde un corto de co-directora con el actor Fran Perea, al
montaje del video clip Mundo Roto del cantante Macaco, rodado allí mismo por el director
Javier Fesser.
En aquel
festival conocí a Isabel de Ocampo y enseguida me di cuenta que su forma de ver
la vida tenía la misma perspectiva de género que la mía, así que conectamos rápidamente.
Al año
siguiente me propuso que dirigiera el casting de su primer largometraje Evelyn, que abordaba
el mismo tema que tanto a ella como a mi nos obsesiona, ya que es lo que se considera
la esclavitud de nuestro tiempo: mujeres secuestradas para ser obligadas a
prostituirse. El casting internacional de actrices muy jóvenes, fue una labor
ardua y complicada, pero el resultado mereció la pena: Isabel volvió a estar
nominada en los Goya, en esta ocasión a la Dirección Novel del año 2012.
La
semana pasada, estando yo en la comisión de calificación de películas del ministerio
de cultura, proyectaron un documental que me dejó impactada: Piratas y Libélulas.
Al comprobar los créditos me di cuenta que su directora era Isabel de
Ocampo, realmente tiene ese mismo sello poético con el que fomenta la igualdad
en todo lo que hace.
Os dejo con
unas palabras de la propia Isabel sobre su documental, porque ella mejor que
nadie puede contar su propia visión de este trabajo.
NOTAS DE LA DIRECTORA:
Normalmente
los documentales se hacen porque un/a realizador/a siente empatía por un tema, una problemática, un grupo de
gente determinada… y decide plantar una cámara y contarle al mundo lo que
piensa del asunto.
En este caso,
algo me dice que ha sido al revés.
Creo que los
alumnos del IES Joaquín Romero Murube de Sevilla tenían tanto talento,
inspiraban tantas ganas de vivir y de hacer cosas, y desprendían tanta energía
positiva que me sentí como un minúsculo tornillo atraída por el gigantesco
imán que son estos adolescentes y su inmensa fuerza.
Y me pasó a
mi, como le hubiera podido pasar a cualquiera. Esta historia tenía tanto ímpetu
que estaba deseando a gritos ser contada.
Conocí a
Matilde López en un Congreso de Artes Escénicas en Salamanca. Enseguida
nuestras respectivas intuiciones nos dijeron que vivíamos en la misma longitud
de onda y que compartíamos un sentido del humor y filosofía de la vida bastante
similar. Matilde es profesora de Lengua y Literatura en un instituto de un
barrio conflictivo de Sevilla; las Tres Mil, conocido por sus problemas, pero
también por haber dado al mundo talentos del flamenco, como los hermanos Rafael
y Raimundo Amador.
A través del
teatro Matilde ha conseguido que niños inmersos en situaciones personales
complicadas terminen recitando a Lorca y a Shakespeare.
Por mi propia
experiencia sabía que el teatro puede ser increíblemente terapéutico en
determinados momentos de la vida. A día de hoy sigo pensando que el arte
desempeña una función de medicina para el alma, en tanto transforma nuestro
estado de ánimo y ayuda a canalizar pensamientos y energía. Y si yo actualmente
me dedico al cine es en parte gracias a aquellas incipientes obras de teatro en
las que participé en el Instituto Mateo Hernández de Salamanca y que me
abrieron la mente a un modo de entender la vida diferente. Este documental, ha
sido mi particular forma de dar gracias a las profesoras de Lengua y Literatura
que me ayudaron a mi misma a encontrar mi camino y mi lugar en el mundo.
Mi intención
al grabar Piratas y Libélulas era simplemente plasmar el proceso
de montaje de la obra Romeo y Julieta de Shakespeare y el viaje final al Festival
de Almagro. Pero la realidad se impuso de golpe y los sucesos violentos que
tuvieron lugar en el barrio, nos afectaron a todos; a ellos de forma directa,
a mi a través de ellos. Y es eso lo que diferencia el documental del cine de
ficción. La irrupción de la realidad y su reflejo en el proceso creativo.
El film
evolucionó a lo largo de su grabación y sin un guión “cerrado” se fue transformando hasta llegar a ser lo
que es hoy. Una película que documenta la chispa y el origen del amor y el
odio. Dos fuerzas contrapuestas que mueven al ser humano desde los tiempos de
las cavernas.
Los
personajes plasman sus inquietudes, sienten que necesitan
cambiar y luchar en un entorno complejo, difícil y rodeados
de una agresividad de la que no quieren ser
partícipes.
Una película llena de amor y violencia, pero también de ternura, de humor, de cariño, de
emoción y de lágrimas.
PIRATAS Y
LIBÉLULAS es la historia de superación y éxito de unos adolescentes que lo
tienen todo en contra.
Todo excepto
el amor de sus familias y de sus profesores.
ISABEL DE OCAMPO.
Desde aquí le
deseo todo lo mejor para esta artista en su nueva andadura como directora /
guionista / escritora de Piratas y Libélulas: Isabel de
Ocampo. Espero que este año también consiga una nominación a los Goya, como Mejor
Documental y como Mejor Canción Original "Sueños Son". Ya puede contar con mi voto.
¿Crees que llegaremos a ver
en la misma sociedad la integración total de los grupos desfavorecidos?
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