Secar las lágrimas, los enseres, las jaimas,
el adobe. Secar la arena, la ropa, el cuerpo, las marcas del abandono.
La población saharaui tiene que rescatar sus
pertenencias de los escombros y borrar las señales de una catástrofe natural, a
las que añaden las huellas indelebles de una invasión sufrida hace ya 40 años.
Estas marcas quedaron en la materia, la
tierra y el alma de los y las saharauis. Las causaron las lluvias torrenciales aparecidas
en los campamentos de refugiados de Tinduf –Argelia–, hace tan sólo unas pocas semanas.
Nunca llueve en el Sáhara pero cuando lo hace
en la Hamada Argelina, la población saharaui sabe que no se trata de una
bendición, pues no cesa de llover en varios días con la misma fuerza y rabia que
los supervivientes de la Marcha Verde tienen en su corazón. Como si fuera una
forma de gritar al mundo entero su sufrimiento, aparece el agua en el Sáhara
pero en este caso para volverse en contra de ellos mismos, pues las riadas devastan
todo lo que encuentran en su camino.
El 17 de octubre se anegaron los campamentos,
donde viven alrededor de 250.000 seres humanos en situaciones extremas desde
hace 40 años. La emergencia aparece en esta ocasión dentro de otra emergencia
mayor. La población saharaui no tiene alcantarillado, desagües, ni las condiciones
básicas para atajar problemas de ningún tipo. Viven sin cubrir sus necesidades primarias,
así que cuando se presentan crudezas mayores, no disponen de los medios
adecuados ni la infraestructura necesaria para paliar las inclemencias de la
naturaleza.
Estos días el desierto vuelve a parecer un
mar con arena y olas, igual que como debió ser hace siete millones de años,
antes de la contracción del antiguo Mar de Thetys –precursor del Mediterráneo–.
Los niños, ajenos a todo lo malo, se quedan
con lo positivo de cualquier situación y disfrutan de esta circunstancia,
bañándose en los estanques naturales que ha generado la propia lluvia. Aunque
para ello tengan que asumir la pérdida de todos sus enseres personales, los más
pequeños están completamente felices de poder disfrutar de una playa enfrente
de sus casas. Todo un ejemplo a seguir para occidente.
Las
asociaciones de amigos del pueblo saharaui, han tomado cartas en el asunto y se
han echado a la calle para buscar soluciones a este momento tan triste en el
que la población saharaui tiene que seguir viviendo.
Para ayudar en la reconstrucción de las casas
de adobe que la lluvia se ha encargado de derribar, se están organizando muchas
actividades para que los españoles –caracterizados por su solidaridad– apoyen a
este pueblo hermano y les ayuden a volver a levantar sus viviendas.
Una de estas iniciativas parte de la
Coordinadora Estatal de Asociaciones del Sáhara CEAS.
Para paliar sus necesidades básicas, van a
llevar a cabo un concierto solidario el jueves 12 de noviembre en la sala LA
RIVIERA de Madrid, Pº Bajo de la Virgen del Puerto s/n.
INUNDEMOS EL SÁHARA DE
SOLIDARIDAD
Jueves, 12 de noviembre a las
20:30h. Apertura puertas: 19:30h.
“Los artistas serán: Rozalén con
Amir John Haddad, Muchachito, Canijo de
Jerez, Carmen Boza, Luis Pastor, Javier Bergia, Virginia Rodrigo, Tonino
Carotone, Diego Montoto, Yslem (hijo del desierto) con Nosotros Family,
Antílopez, Muerdo y Nacho Taboada.
La recaudación del concierto será
entregada a la Media Luna Roja Saharaui, que canaliza la ayuda.
Aquellos que quieran colaborar
pero no puedan asistir a este concierto, se ha dispuesto una fila 0 (paga el
precio de tu entrada aunque no vayas).
ES84 0081 0655 63 0001351540
El concierto solidario tiene
también un carácter reivindicativo y de recordatorio, ya que este mes de
noviembre se cumplen 40 años del abandono por parte de España al Sáhara
Occidental, que era provincia española hasta 1975. Y es también un homenaje a
los 40 años de solidaridad que buena parte de la ciudadanía española ha
mostrado siempre hacía esa causa justa que reivindica un territorio de manera
pacífica.
40 AÑOS DE RESISTENCIA
40 AÑOS DE SOLIDARIDAD
La población saharaui vive refugiada desde hace 40 años en los
campamentos de Tinduf, al suroeste de Argelia, entre ellos muchos españoles de
origen, con DNI y pasaporte que así lo acreditan, y sus familiares. Todos ellos
se encuentra sufriendo la mayor tragedia humanitaria desde su huida al desierto,
tras la ocupación marroquí del territorio del Sahara Occidental en 1975.
Desde el pasado 17 de octubre,
lluvias torrenciales provocaron inundaciones que han derribado más de 3.000
hogares familiares, formados por jaimas y frágiles cuartos construidos en adobe
(cocinas, baños, dormitorios...), lo que ha causado que más de 30.000 personas
se hayan quedado sin hogar, y más de 90.000 se hayan visto afectadas –según
datos de ACNUR–.
Las reservas de agua potable y
comida escasean. Los riesgos de enfermedades aumentan. Escuelas, hospitales,
tiendas y lugares de trabajo han sido arrasados. El Gobierno español no se ha
movilizado esta vez de inmediato con ayuda de emergencia en misión humanitaria.
Hemos pedido, –como en otras ocasiones en situaciones similares–, el transporte
por vía aérea de tiendas de campaña, mantas, cocinas, medicamentos... y les hemos recordado que, en esta ocasión más
que en ninguna otra, existe una responsabilidad política, moral e histórica. Si
los campamentos se han visto inmersos en esta última crisis humanitaria es
porque el Estado español no ha concluido el proceso de descolonización del
Sáhara Occidental.
Ayúdanos a reconstruir
hospitales, escuelas y sus hogares. La sociedad, los amigos y amigas españoles del
pueblo saharaui nunca les hemos abandonado en estos 40 años de exilio y
sufrimiento, y nunca les vamos a abandonar”.
¿Te apuntas a inundar el Sáhara
de solidaridad?
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