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lunes, 27 de octubre de 2014

PEZ MAGO






Cuatro discos a sus espaldas con el nombre de Lucas, a los que hay que sumar otros dos como Pez Mago. Lucas Álvarez de Toledo: amigo, compañero, trabajador incansable y artista de vocación, recorre el país –y parte del extranjero– con sus canciones. Consigue que una legión de jovencitas se rindan a sus pies y se queden anonadadas mientras lo escuchan.

Según él “El mundo se ha hecho más pequeño desde que existe internet y la música ha tenido más difusión”. Este artista ha actuado en todo los países inimaginables, como por ejemplo Guinea Ecuatorial, ante dos mil personas. Aunque lo que más le impresionó fue comprobar que en aquel país los niños lloraban porque era la primera vez que veían a un blanco calvo.
Tiene su proyecto como Pez Mago y ha llegado a crear su propia compañía discográfica Yo me lo guiso records. Además es músico habitual del artista Depedro, con el que ha podido viajar por todo el mundo –su verdadera ilusión–. Sus hermanos le llaman el inmortal porque dicen que no puede pasar a mejor vida.
También compone canciones para publicidad y artistas de renombrado prestigio, como su Luna para Clara Montes. Versión de la que se vendieron 80.000 copias.
En Argentina le han publicado su último disco. Y ahora cada tres o cuatro meses, tras actuar en todas las salas de España, se va de viaje a otros países para que todo el mundo pueda disfrutar de su música.

Como si de un espejo se tratara, el cantautor Lucas Álvarez de Toledo –conocido como Pez Mago–, ha emulado el famoso cuadro de Edgar Degas: Bailarina sentada frotándose el tobillo izquierdo (1881-1883, Museo de Orsay, París), para presentarnos su último trabajo: Bailes de salón.
Algo de similitud debe haber entre ambos artistas aunque haya más de un siglo de diferencia. Me preguntaba porqué Pez Mago quiso colarse en la pintura de Degas y porqué eligió concretamente este cuadro para reproducirlo en la portada de su último disco. Una bailarina y una mujer vestida de negro terminan convirtiendo su encuentro fugaz en algo más cercano. El Yin y el Yang, hombre y mujer, blanco y negro, protagonista y antagonista, claro y oscuro. Aunque el disco se llame Bailes de salón, nada tiene de bailable, pero sí esa estética del ballet clásico que tanto gusta a su autor Lucas Álvarez de Toledo y al pintor Edgar Degas.
El propio compositor decidió recrear el cuadro aun cuando ninguno de los dos personajes que allí aparecían, tenían nada que ver con él. Sin embargo algo tendría que tener en común con el creador del lienzo.
Como Degas, Álvarez de Toledo es hijo de la aristocracia, y al igual que el pintor, este decidió no ejercer su carrera para dedicarse en cuerpo y alma al arte. Los dos han sido incansables viajeros y también los dos centran gran parte de su obra en las mujeres. Algo tuvo que pasar por la mente de Lucas al elegir a este artista para expresar lo que quería contarnos en su nuevo disco.
Lo mismo que Degas, Pez Mago también intenta atrapar las posturas más naturales y espontáneas de sus modelos, en su afán por capturar el movimiento en una obra de arte. Pero a diferencia de él, este no acude a diario permaneciendo horas disfrutando de los ensayos de las bailarinas, llegando incluso a contratar a algunas de ellas para que le sirvan de modelos mientras pinta –aunque le habría gustado–.
Pez Mago tiene el mismo afán, pero ayudado por la época que le ha tocado vivir, son la mismas mujeres las que se prestan a servirle de inspiración.
Sin embargo, coloca en el pedestal de sus musas a las hembras con las que se relaciona, y les pide por favor que actúen de modelos para sus video clips. ¿Qué será lo que circula por la cabeza de ambos artistas para que al final pongan a esas mujeres un deje de nostalgia y tristeza?
La única diferencia entre ellos es que mientras Degas utiliza un punto de vista meramente observador, Pez Mago consigue interactuar con los personajes hasta llegar a entender su verdadera esencia, y así robarles el alma que más tarde utilizará en las letras de sus canciones.
Lucas Free –como hacía llamarse hace algunos años–, de una manera inconsciente ha conseguido que los personajes de Degas lleguen a comunicarse. Se ha introducido él mismo en el lienzo, y ha levantado la mirada de la bailarina, para que se encuentre con la anciana convertida en un caballero anhelando conversación.
Lo más extraño de esta pintura son los brazaletes de tela negra que llevan los dos protagonistas en ambas muñecas, como queriéndonos explicar que en esa relación hay algo más que un simple encuentro casual. ¿Quizá una práctica de Bondage les está esperando?
Edgar Degas no gozó de gran reputación entre sus contemporáneos y su auténtica dimensión artística no habría de valorarse hasta después de su muerte el 27 de septiembre de 1917 en París. Esperemos que esto no le suceda a Pez Mago y podamos disfrutar de su obra en vida, pudiendo ver actuaciones en directo como la que se va a producir el próximo jueves 30 de octubre en la Sala Galileo Galilei de Madrid.
Habrá que ir allí y evidenciar de primera mano cómo suena su música en directo, mientras esperamos a que el alma de su reencarnado, se le ocurra honrarnos con su presencia. De esta manera, podremos sentir en la Sala Galileo Galilei de Madrid, el síndrome de Stendhal, hasta el punto de generar tal cúmulo de arte que dé lugar a culminaciones personales de placer.

“vámonos los dos, vámonos tú y yo lejos.
Vámonos los dos, despeguémonos del suelo”.


¿Creéis en la reencarnación?

lunes, 20 de octubre de 2014

NO HAY PAPEL




De casta le viene al galgo; Beatriz Bergamín, hija, nieta y bisnieta de gente dedicada en cuerpo y alma a la cultura, como su abuelo José Bergamín o su bisabuelo Carlos Arniches. Por vocación y por continuar la tradición, Beatriz es actriz, escritora, periodista y ahora dramaturga. Toda una vida dedicada al teatro –aunque también la hemos disfrutado en televisión y cine–, las tablas siempre fueron su pasión. Se subió por primera vez a un escenario con tan sólo dieciséis años, y nunca más volvió a bajarse. Ahora en tiempos difíciles para la profesión de artista en general y de interprete madura en particular, Beatriz decide tomar las riendas de su vida laboral junto con su amiga del alma y compañera de profesión, la también actriz Ángeles Martín. Se empeñaron en sacar un proyecto adelante y lo consiguieron. Ensayaron a fondo un texto escrito por la propia Bergamín y del que no se sabe exactamente cuanto hay de ficción y cuanto de realidad. En la obra se entremezclan las vidas de dos hermanas con la grabación de un documental donde las propias actrices desnudan su alma para contarnos su vida real, llegando ambas a la conclusión, que lo que más les llena es su faceta como madre. Me pregunto cuanto de real tiene también la parte ficticia, y cuantas entrañas de las dos, ha querido Beatriz incorporar a ese texto de ficción. Casi, casi parece autobiográfico este trabajo conjunto donde cuentan la última etapa de sus vidas llenas de sin sabores, por la falta de trabajo, de dinero y de un lugar en el mundo donde realizarse y poder pedir a la vida una pizca de tranquilidad y felicidad.
No hay papel es un drama que mezcla sarcasmo con gotas de sentido del humor, en donde en ocasiones al público se le congela hasta la sonrisa.
Si este país atraviesa una crisis de la que no parece que haya luz al final del túnel, en el caso de las mujeres en los albores de la cincuentena, es un momento especialmente agrio, pues la sociedad no ha creado un lugar para ellas donde sentirse aceptadas e incluidas. Si osaran arriesgarse a buscarlo, tendrían que luchar contra viento y marea para encontrar un brizna de aire fresco con el que poder identificarse. Esto lo sabe muy bien Ángeles Martín –en otro tiempo estrella de la televisión–, pues aparecía en la pequeña pantalla todas las semanas, en numerosas series y programas, donde combinaba su faceta de actriz con la de presentadora. El público la adoraba y aunque hizo algo de cine y mucho teatro, fue en los años noventa cuando la televisión la dotó de una popularidad que a día de hoy sigue conservando. Pero su edad y condición de madre la deja fuera del combate diario de una profesión en donde no hay papel para esos personajes. Esta sociedad deshumanizada –que entre todos hemos creado–, rechaza la experiencia y el talento en aras de savia nueva con la que mercadear en la industria de la imagen.
Sin embargo siguen estando vigentes momentos antológicos como este, que si saberlo Ángeles Martín, creaba un Sketch, en el que acompañada por varios actorazos consiguen una pieza que cualquier telecomedia mataría por tener.

Ángeles Martín y Beatriz Bergamín, coincidieron en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático) allá por finales de los años ochenta, con una promoción de diferencia entre ambas. Se hicieron amigas y llegaron incluso a trabajar juntas, pero fue en el año 2.003 cuando se reencontraron en los Campamentos de Refugiados Saharauis en Tindouf, Argelia. Allí convivieron durante una semana en la misma jaima, junto con otras compañeras actrices, cantantes y escritoras, y en donde corrieron la misma suerte que la población refugiada Saharaui. Llegaron a conectar tan profundo con el drama que allí se vive, que aquél viaje fue revelador para ambas, consolidando su amistad hasta el punto de pasar a ser hermanas de alma. Desde entonces y hasta ahora nunca se han perdido la pista, y en los momentos difíciles se han juntado más para darse aliento mutuamente. Ahora en época de crisis y prácticamente con los mismos problemas que da el tener una edad parecida, Ángeles y Beatriz se unen en un duelo interpretativo los miércoles de octubre y los jueves de noviembre, en la sala recién creada Off De La Latina –Mancebos 4–, en el antológico barrio madrileño de La Latina.
Mucha química hay entre las dos actrices y se nota desde la primera escena que este espectáculo no podría darse, la una sin la otra. La función arranca en cuanto sus miradas se conectan y ya no te permiten apartar la vista, porque quedas atrapado en esa conexión casi cósmica donde te das cuenta que ellas se han conectado para siempre.
Si te obligaran a elegir a una de las dos como si se tratara de La decisión de Sophie, te quedarías con el rictus de Meryl Streep, porque se hace imposible decidir entre la una o la otra, a menos que como en el caso de la película, te pusieran una metralleta en la cabeza.
No Hay Papel, es una obra de teatro que tiene su contratación abierta. Si alguien estuviera interesado, puede conectar con:
DESAFORADO2 S.L. email: desafora2@hotmail.es

En cualquier caso, merece la pena no perderse esta función, todos los miércoles de octubre a las 20h y todos los jueves de noviembre a las 21,30h en la Sala Off de La Latina, C/ Mancebos 4. Metro: La Latina.

¿Crees que debería haber más papeles para mujeres de cincuenta años?

lunes, 13 de octubre de 2014

OTRO MODELO DE GESTIÓN





"EL ÉXITO ES EL DESTINO, PERO TAMBIÉN ES UN VIAJE. EL CAMINO ES TAN IMPORTANTE COMO LA META".
ARTHUR ASHE

Un grupo de ex alumnos de Imagen y Sonido del Centro Público I.E.S Pradolongo en el madrileño barrio de Usera, decidieron unirse un día para sacar adelante un proyecto conjunto: rodar un largometraje.
Muchos de ellos ni siquiera se conocían, porque eran de distintas promociones, pero todos tenían en común haber estudiado con el mismo profesor: el director de cine Roberto Lázaro. Así que le propusieron que dirigiera la película. Eligieron un guión sencillo que había escrito el propio Roberto con Miguel Muñoz –otro ex alumno– y decidieron sacar el proyecto adelante.
Como ninguno tenía experiencia previa, salvo el director, acordaron pedir ayuda a afamados profesionales del cine en las diferentes áreas, porque a través de Roberto podrían conseguir que asesoraran como jefes de cada equipo, pero teniendo claro que el trabajo de campo lo harían los propios alumnos.
El gran problema existía en la financiación, pero entre todos idearon una formula factible para llevarla a cabo. Nadie tendría que dejar su trabajo habitual ni postergarlo. Para ello tuvieron que adaptar el rodaje a un horario que todos pudieran cumplir. Una semana al mes les pareció que se ajustaba a lo que cada uno podía ofrecer al proyecto, y se pusieron manos a la obra. En seis meses tendrían la película terminada y sería fácilmente asumible por todos.
Se pusieron de acuerdo en un sueldo digno –basado en los diferentes convenios colectivos–, pero donde todo el mundo cobrara lo mismo, desde el director de la película hasta los auxiliares, pasando por los actores y actrices –que para elegirlos se hizo una audición donde se pudo conseguir a todo el reparto, entre la multitud de fantásticos actores y actrices españoles que sin ser famosos, son tan extraordinarios o más que los artistas mediáticos–.
Cuando marcaron dicho salario, concluyeron dividirlo en tres partes: la primera se donaría a la producción, la segunda se cobraría cuando pagaran patrocinios o subvenciones, y la tercera cuando se estrenara la película. De esta manera todo el equipo se implicaría en una gran cooperativa, donde cada uno dona una parte de su trabajo, pero a la vez, todos cobran un sueldo con sus consiguientes altas y bajas en la seguridad social. De esta manera se dignifica la profesión cinematográfica, dando a la opinión pública herramientas para que entiendan que el cine también es una industria donde trabaja mucha gente de todas las condiciones sociales, y que pirateando, lo único que se consigue es que todas esas familias pierdan sus trabajos.
Con este nuevo tipo de financiación, se fomenta el trabajo en equipo y la idea de que todo el mundo tiene derecho a tener un trabajo digno y remunerado, y así se deja de relegar la cultura a la categoría de hobby, pudiendo exigir esa profesionalidad a cualquiera de sus miembros, de la misma manera que sucede en el sector de la salud o la política, por poner un ejemplo.
Como desde la propia Secretaría de Estado de la cultura en nuestro país, se transmite la idea que el cine es simple entretenimiento, y por tanto tiene que llevar un 21% de IVA como si se tratara de un artículo de lujo, nosotros la gente del espectáculo seguimos defendiendo la idea que el cine es cultura por su simple definición:
Las películas son una vía para dar a conocer un país: sus gentes, paisajes y costumbres. Una manera de hablar de lo que nos preocupa, contar los miedos y compartir las alegrías, utilizando nuestro particular sentido del humor o dramatismo para llevarlo a cabo. De esta manera se da una imagen al exterior sobre cómo somos en realidad o cómo nos gustaría que nos vieran. Es una forma de mostrarnos a nosotros mismos frente al mundo, y esta imagen quedará plasmada para la posteridad como la seña de identidad de una época concreta en un país determinado.

Como cualquier película tiene unos gastos imprescindibles –más allá de aquellos que se puedan sufragar con el trabajo desinteresado del personal que lo forma–, había que poner un pequeño sueldo simbólico para 20 personas, su correspondiente pago de cotización en los Seguros Sociales, viajes a las localizaciones, gasolinas, alquiler de furgoneta, cámara, iluminación, comidas, discos duros, estudios de sonorización y mezclas de músicas, copias de la película, promoción y publicidad para el estreno, seguros de responsabilidad civil, tasas de rodaje al Ayto. de Madrid, alquiler de equipos profesionales, etc. Pues para poder asumir en parte algunos de estos gastos, se les ocurrieron diferentes vías: una de ellas fue que la gente pudiera aportar su granito de arena y formar parte de esta maravillosa aventura.
Formaron un Crowdfunding en donde desde cinco euros podrías ser parte de la producción de la película, hasta quinientos euros con los que conseguirías ser socio del film.

La experiencia está en marcha y ya se ha empezado a rodar en abril de este año. La película se llama Sanfelices y haciendo honor a su título todos los que allí trabajan se sienten felices de poder colaborar en una producción única, que saben será la primera de una larga lista de proyectos que se gestionen de esta manera.
Cuando no hay alternativa, la vida encuentra el camino.



¿Crees que el modelo cinematográfico ha cambiado definitivamente?