¿Que tienen en común el Teatro del Barrio, El Campo de
la Cebada y la Tabacalera –entre otros–, aparte de encontrarse en la ciudad de
Madrid?
Que son espacios culturales auto gestionados sin ánimo
de lucro. Unos públicos y otros privados pero con la misma intención; crear
cultura para el pueblo.
Es curioso que a los representantes de este país no les
interese la oferta cultural que no tiene una salida comercial. Cuando justamente
debería ser al contrario y el gobierno tendría que encargarse de la educación
de su pueblo, aunque no devengue beneficios. Porque la finalidad de un estado
no es lucrarse con la ilustración. Sin embargo nuestros dirigentes atocinan a
la población con espectáculos de pasatiempo, porque no les interesa dar viabilidad
a aquellas obras que además hagan pensar. De hecho cuando hablan de televisión,
equiparan la pública con la privada y nos ofrecen una parrilla de puro entretenimiento,
en lugar de utilizar ese medio de difusión multitudinario para enseñar a la
población, que dentro de poco no tendrá ni la posibilidad de ir a la
universidad.
Cuando se llega a este punto, la ciudadanía toma el
mando y se apoderan de la cultura alternativa. Se encargan de alimentar alma y
espíritu a sus convecinos sacando el teatro a la calle y encontrando una grieta
por donde buscar financiación.
Este es el caso del Teatro del Barrio; un espacio
privado auto gestionado por vecinos y profesionales del sector cultural, que quieren
contarle a la gente, que existe otra cultura más allá de la que aparece en
televisión.
El Teatro del Barrio está formado como cooperativa, de
la que cualquiera puede ser socio, con una única aportación de cien euros como
capital inicial y para toda la vida, pudiendo incluso pagarlo en dos veces. El
régimen de gobierno es asambleario, y se consensuan todas las decisiones para
sacar el proyecto adelante.
El teatro del barrio tiene una programación muy
diversa que abarca todas las disciplinas: teatro, música, danza, poesía,
talleres, espectáculos infantiles y la universidad del barrio. Esta última con
profesorado titular de la Universidad de Ciencias Políticas de la Complutense
de Madrid.
Todos los espectáculos tienen taquilla para poder
sufragar los salarios de los artistas. Teniendo en cuenta que actores,
actrices, escritoras, músicos, etc. no tienen más sueldo que el de sus bolos. Y
así se dignifica este tipo de profesiones tan denostadas últimamente.
Sin embargo la Universidad del barrio tiene la entrada
libre, pues la imparten profesores en activo que ya tienen sus honorarios
cubiertos. Allí lo único que se pretende es formar a la ciudadanía para que
puedan tener criterio propio, y así pensar por ellos mismos y decidir cómo y
quien desean que les gobiernen.
Bajo la máxima de que un país se mide por su educación
y su cultura, el Teatro del Barrio decidió unificarlo en un único espacio.
También tiene universidad El Campo de la Cebada, que
en este caso al ser suelo público todas las actividades son gratuitas. La
vecindad ocupó un solar que estaba abandonado por la demolición del antiguo Polideportivo
de La Latina. Convirtiendo así, un inmenso contenedor de basuras en parque
urbano. Allí se utilizaron los materiales desechados que había en el recinto,
pintaron los muros con graffiti y crearon arte urbano, reciclando todo el
material y manteniendo el suelo de cemento. Los vecinos han puesto un huerto y
han construido un graderío de madera para poder atender a la experiencias artísticas
que allí se llevan a cabo: cine, maratón de cómicos, salsódromo… y hasta
conferencias TED.
Este recinto se ha convertido en un lugar de expansión
tanto para mayores, niños o adolescentes. Todos se reúnen en el mismo espacio y
comparten actividades. Cualquiera puede proponer alguna acción pero tiene que
ser sin fines comerciales. Basta con tener algo que ofrecer y apuntarse en la
agenda del Campo de la Cebada.
La Tabacalera, es un edificio inmenso perteneciente a
la antigua Fábrica de Tabacos de Embajadores. Estaba completamente abandonado y
deteriorado pues tras haber privatizado la tabacalera en el año 2000, se cerró
la fábrica durante diez años, hasta que la Dirección General de Bellas Artes
propuso a las asociaciones de vecinos hacer en el reciento un proyecto
artístico-cultural. Los vecinos decidieron sacar el proyecto adelante y hacerse
cargo de ella.
Allí todo el material es de segunda mano, desde la
tienda de ropa –donde la moneda oficial es el trueque–, hasta las sillas y
sillones fabricados con las cajas de cartón de los paquetes de tabaco. La entrada
a los espectáculos es libre, pero los artistas piden la voluntad al terminar la
función, pues la banca y los caseros tienen la mala costumbre de tratarlos como
si tuvieran un sueldo fijo.
En La Tabacalera se imparten clases de todo tipo y cualquiera
puede apuntarse, utilizando el Banco de Tiempo para pagar. Es decir que puedes colaborar
ayudando en la administración, la limpieza, vigilancia, o atendiendo al bar que
es la única fuente de ingresos de la Tabacalera. Los precios de las bebidas son más que populares
y allí se reciclan hasta los vasos de plástico.
Todo el mundo tiene cabida en estos espacios y son
perfectos para mezclar colores y sabores. En el céntrico barrio de Lavapiés se
concentra una población multirracial que vive intensamente la ciudad e importa
su cultura. De ahí que se hagan necesarios recintos donde poder mostrar el arte,
no sólo español sino de los diferentes lugares del planeta de donde vienen
todos sus vecinos.
El Teatro del barrio, El Campo de la Cebada y La
Tabacalera no son más que un ejemplo de otros tantos espacios que ya existen y
de muchos más que se irán creando. Pues si la vida busca camino para
reproducirse, la cultura también encuentra su rendija para asomarse. Y al igual
que en los años ochenta tras haber pasado cuarenta años de represión
dictatorial, apareció La Movida como
contestación a todo aquello que nos arrebataron. Hoy, en una España disfrazada
de democracia, volvemos a vivir en un estado de represión donde los únicos que
sobresalen son los que están cerca del régimen totalitario que estamos viviendo.
Ahora, en un momento parecido al de entonces, está empezando a brotar un germen
cultural que dentro de unos años se estudiará en los libros de Historia.
Cada vez hay más gente que toma las riendas tanto en
las calles como en los recintos, para decir: ¡¡¡¡Basta ya‼! ¡¡¡¡Que no nos
representan‼‼ Y empieza a buscar espacios donde crecer intelectualmente, y donde
poder educar a sus hijos en otro tipo de ambiente que no sea el que promulga el
gobierno con sus gestores, y donde lo único que importa es el dinero. ¡¡¡Bien‼!
por los incitadores, agitadores e iniciadores de la cultura del pueblo, donde
se dignifica a los artistas y donde poder asistir a las experiencias que te
alimentan el alma y el espíritu, está al alcance de todo el mundo.
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