Cuando utilizamos la palabra Lotería, siempre
pensamos en dinero recibido de una manera inesperada, pero dentro de las
acepciones que da la R.A.E, también está la de: “Negocio o situación que se
resuelve mediante la suerte o la casualidad”.
La casualidad es la combinación de
circunstancias que no se pueden prever ni evitar. Y la causalidad, es la ley en
virtud de la cual se producen efectos. Es decir la ley de la causa/efecto.
En la vida, hay muchos momentos en los que nos
toca la lotería dentro de sus múltiples variantes, y es entonces cuando la
casualidad pasa a convertirse en causalidad, pues a partir de ese instante
inesperado, tu vida puede pegar un giro de hasta de 360º.
Eso fue lo que le ocurrió a Pepe Taboada, un joven
de 23 años, recién licenciado en arquitectura y que tuvo que ir a la mili allá
por el año 1974.
En
aquella época el servicio militar era obligatorio y el ejército elegía al azar,
la ciudad donde cada chaval se convertiría en recluta.
Metían en un bombo las 29 bolitas correspondientes
a las letras de nuestro abecedario y lo hacían girar. En aquel remplazo la suerte
hizo que la bolita de la T, enviara de un plumazo al B.I.R (Batallón de
instrucción de reclutas) del Sáhara, a cientos de chavales que su apellido
empezaba con aquella letra.
Taboada entró en el arma de ingenieros del
Sáhara y enseguida hizo amigos. Transcurrido un año, ya en 1975 y con Franco
agonizante, Marruecos aprovechó para enviar la Marcha Verde y así empujar hacia
el éxodo a la población saharaui.
Los soldados españoles tenían orden de defender
el Sáhara, con la obligación de minar la zona y colocar alambradas para que el ejército
enemigo no cruzara las líneas. De pronto recibieron la orden contraria y
obligaron a los militares de reemplazo, a entregar las llaves de los cuarteles
al ejército marroquí. Y para facilitar la ofensiva militar, deberían desactivar
las minas y quitar la gasolina a los saharauis.
Taboada cumplió órdenes y tras la entrega de
las llaves a su homólogo marroquí, se marchó con las tropas españolas, dejando
abandonados a su suerte a la población saharaui. Cuando llegó a España y no
pudiendo aguantar los remordimientos de dicha acción, se prometió a sí mismo que
dedicaría toda la vida a ayudar a sus hermanos saharauis y de esta manera creó la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui. Se juntó con otros compañeros de la mili, para
poner en marcha proyectos que de una u otra manera ayudaran a vivir con un poco
más de dignidad a los y las saharauis en el exilio.
Varios de aquellos soldados de vuelta a casa, animaron a crear asociaciones por el Sáhara en
cada ciudad de España, hasta convertir esta causa en el movimiento asociativo
que goza de mayor simpatía entre la población española.
Tras el paso de los años y habiéndose convertido
el problema saharaui en uno de los de mayor duración –calificado como un conflicto enquistado–, aquellos antiguos reclutas acordaron no parar de
generar proyectos para que nunca se dejara de hablar del Sáhara, hasta que sus
ciudadanos consigan que les devuelvan su tierra.
Desde entonces Pepe Taboada ha
generado infinidad de proyectos, para que los medios de comunicación no paren de
recoger noticias, sobre los saharauis que viven refugiados desde hace 39 años en
la Hamada argelina.
Pepe ha sido capaz de obtener becas para que
los y las saharauis estudien en el extranjero, traer niños y niñas cada verano
para que convivan con familias españolas, llevar cine al Sáhara, sacar adelante proyectos agrónomos y empujar a instituciones a la ayuda
humanitaria. Con su profesión de arquitecto –casi olvidada por la dedicación
plena a la causa saharaui–, hizo construir una escuela de cine –la primera
edificada en un campamento de refugiados–, para que los cineastas saharauis,
empiecen a contar ellos mismos su propia historia.
Han pasado cuarenta años desde que Taboada pisó
por primera vez el Sáhara Occidental. Desde entonces y hasta ahora no ha habido
ni un solo día en que Pepe no hiciera algo por la causa saharaui. Su lema es:
“Estamos ganando”, porque está convencido que cada día que pasa nos acerca más a la victoria final, para que la población refugiada saharaui recupere su tierra y puedan
volver libremente al Sáhara Occidental.
El sábado pasado en Madrid, los compañeros saharauis, familia y amigos le dieron un homenaje por sus cuarenta años de
lucha en la causa del Sáhara. Él emocionado recogió los aplausos y
muestras de cariño que le ofrecieron todos aquellos que le consideran un héroe
de nuestros días.
Así fue como Lucía, su única hija, le
describió:
Homenaje a Pepe Taboada
“Estamos ganando”
“Me toca hablar a mí en representación de la
familia para dirigir unas palabras a mi padre. Como sabéis, los Taboada somos
una familia muy grande. Mi padre tiene 7 hermanos y hermanas, muchos sobrinos y
cuenta con la presencia importantísima de su madre, de mi abuela, que con 94
años no deja de faltar a un homenaje así y menos para su querido hijo Jose, del
que siempre dice que es tan bueno y cariñoso.
Yo a mi padre siempre le he conocido unido a
la causa saharaui, porque como todavía no tengo 40, la famosa bolita que le
destinó a hacer la mili en el Sáhara llegó cuando aún no había nacido. Pasaron
9 años hasta que llegué yo al mundo, y de esta forma es cómo yo veía a mi padre
cuando era más pequeña:
Mi padre es un hombre alto que viene en moto
a buscarme al colegio y me lleva a sitios divertidos. En casa de mi padre hay
saharauis, mis tíos saharauis, con los que cenamos cous cous o cordero y vemos
películas juntos, todos los años vamos a las fiestas del PCE donde mi padre se
pone a hacer pinchitos y yo le ayudo sirviendo bebidas, mi padre tiene genio y
a veces me enfado con él, pero se me pasa en seguida porque siempre me hacer
reír. Mi padre está todo el rato trabajando con los y las saharauis, viaja a
los campamentos y dice que me va a llevar para
conocer a nuestra segunda familia cuando sea
mayor. Cumplo 14 años y mi padre me lleva a Tindouf, allí todo el mundo le
conoce y le quiere, dormimos en una jaima y conozco a muchos niños y familias,
mi padre dice que la gente no puede vivir refugiada toda su vida de esta forma,
que deben ser libres porque es su derecho.
Pasan los años y crezco y mi padre sigue
pensando lo mismo, creyendo fuertemente en que los y las saharauis deben
recuperar su país y ser libres y debemos exigir que así sea. Cada día que se
levanta piensa en eso, lo cree, y yo cada día que pasa le admiro, si cabe, un
poco más y aprendo de él.
Papá, te mereces esto y mucho más, te
mandamos un beso muy fuerte de toda tu familia que te quiere”.
Lucía Taboada.
29 de
noviembre de 2014
¿Crees que la lotería ha cambiado tu vida?
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