Ser capaz de hacer poesía con el horror es toda
una habilidad. El director de cine, escritor, bloguero y reportero de guerra Hernán
Zin tiene ese don. Se trata de una destreza especial para mostrar una realidad
en toda su crudeza pero con un leguaje visual tan cuidadosamente fotografiado
que te haga reflexionar. Su último trabajo Nacido
en Gaza es una buena muestra de ello. La fotografía y la música de este
documental bien valdrían sendos Goyas, pues apoyándose la una en la otra nos
meten poéticamente en una realidad a la que no estamos acostumbrados.
Las tomas desde aviones no
tripulados y cámaras subacuáticas hacen que la dirección de fotografía sea uno
de los elementos más relevantes de Nacido
en Gaza.
La mayoría de los planos son a cámara lenta, porque
permiten retrasar artificialmente una acción con el fin de aumentar el impacto
visual o emocional. La cámara lenta o Slow–Motion se obtiene rodando una escena
con un número de imágenes por segundo superior a la velocidad de proyección. Al
pasar el registro con un número de imágenes por segundo normal, la escena, más
larga, da la impresión de desarrollarse lentamente.
“Llevo dos décadas cubriendo guerras y a veces
tenía la sensación que no estaba yendo al fondo del asunto, que me quedaba en
la anécdota, una anécdota terrible, porque podía ser una bomba que mataba a
diez personas. Siempre corriendo al hospital, detrás de una ambulancia… La
guerra es eso pero es mucho más que nunca se cuenta en los documentales, parece
que nos quedamos en ‘Salvar al soldado Ryan’. La guerra también es cuando se
apagan las luces, la pérdida de tu familia, amigos, tu casa, las heridas
físicas y psicológicas, la ausencia de tantas cosas… Por eso me dije que iba a
contar la guerra como creo que nunca se ha contado, con un equipamiento técnico
que es muy difícil de utilizar en un conflicto como éste. Fue una apuesta
fuerte pero creo que ha funcionado. El Slow-Motion es especialmente
significativo, porque una cosa que siempre se cuenta rápido quería ahora
contarla de manera pausada, para dar tiempo al espectador a pensar, porque en
la guerra nunca hay tiempo, es un titular detrás de otro. Creo que es una
película que se piensa. También quería llegar más allá, con un lenguaje más
artístico, más poético que el periodístico”, reconoce Zin.
Desde Calcuta(1.997) –su primer documental– junto a Nacho Cano, Hernán Zin ha tenido una
larga trayectoria que ha afectado tanto a su vida profesional como a la
personal porque al final no se puede separar una cosa de la otra. Cuando vives
en un lugar en conflicto y ves su realidad ya no puedes ser equidistante, tienes
la necesidad de tomar partido. Es verdad que en toda guerra los dos bandos
cometen atrocidades, pero también es cierto que al igual que en la vida cotidiana
los poderosos machacan a los débiles, en los conflictos bélicos lo hacen de una
manera exacerbada. Nuestro deber como ciudadanos del mundo es denunciarlo para intentar
que no se cometan más atrocidades. Cada uno ha de hacerlo en la medida de sus
posibilidades, pero lograrlo a través de la poesía es todo un reto. Hernán Zin lo
consigue, él no hace critica, se limita a mostrar una realidad que no está manipulada.
Deja a la inteligencia del espectador que saque sus propias conclusiones,
obligándoles a ponerse en la piel de los protagonistas para sentirse humillado,
dolido y maltratado. Ese es el punto de no retorno, porque cuando conoces otra
realidad, ya no vuelves a ser la misma persona.
Ver una película de Hernán Zin o leer uno de
sus libros, hace que tu vida cambie, y que empieces a descubrir otros mundos
donde el horror es la cotidianidad. Cuando eres consciente de la capacidad que
tiene el ser humano para vivir normalizando su entorno sea cual sea, es
entonces cuando puedes ponerte en el bando de los mas desfavorecidos. Lo único
que varía es el territorio geográfico donde te haya tocado nacer, pero en todos
los lugares del mundo, los que más tienen, machacan y humillan a los que tienen
menos. Esa es una constante y en mayor medida, es la necesidad que lleva a los
países ricos a invadir otros para ostentar todo el poder.
Hernán Zin lleva veinte años viajando a lugares
en conflicto para poder contarlo si manipulación, y así dejar que la humanidad
se entere de lo que pasa a su alrededor sin tener que correr el peligro de
vivir en guerra.
Nacido en Gaza ha sido rodada durante la
ofensiva israelí que asoló la franja de Gaza en julio y agosto de 2014, y sigue
a diez niños que nos cuentan cómo es su día a día bajo las bombas.
Niños como Udai, que
perdió su casa en un bombardeo; Malak,
que está refugiada en una escuela de la ONU;
Sondos, que se encuentra internada en un hospital con graves heridas en
el abdomen; y Mohamed, que se ve obligado a recoger basura para subsistir.
Alguna de las frases de la
película que más me impactaron son:
“Los que vienen siempre
dicen que te ayudarán, pero luego se van y se olvidan”.
Otro de los niños con
lágrimas en los ojos confesaba esto:
“El trozo más grande que vi de mi hermano
era así (con un espacio entre las dos manos de medio metro).
Los chavales ya no se
sienten seguros en ningún sitio, porque los israelíes arrasaron un colegio de
la ONU lleno de niños y niñas. El síndrome de indefensión aprendida es tan
fuerte que estos chavales lo único que hacen es vegetar en esa cárcel al aire
libre.
Esta película da a conocer
cómo la violencia transforma la vida de estos diez niños..
NACIDO EN GAZA termina una
vez pasados tres meses desde el final de la ofensiva israelí, cuando volvemos a
ver qué ha sido de estos niños y niñas. De qué forma luchan por superar el
horror sufrido y recuperar cierta normalidad en sus vidas.
Ellos son portavoces de
los 538 niños muertos y más de 3.500 heridos que dejó la ofensiva israelí
conocida como "Margen protector".
¿Cómo crees que podrían erradicarse las guerras?
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