“Si
puedes mantener la cabeza cuando todos a tu alrededor pierdan la suya y te
culpen por ello;
Si
puedes confiar en ti mismo cuando todos duden de ti,
pero admitas también sus dudas;
Si
puedes esperar sin cansarte en la espera, o, siendo engañado, no pagar con
mentiras, o, siendo odiado, no dar lugar al odio, y sin embargo no parecer
demasiado bueno, ni hablar demasiado sabiamente;
Si
puedes soñar y no hacer de los sueños tu maestro;
Si
puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
Si
puedes encontrarte con el triunfo y el desastre y tratar a esos dos impostores
exactamente igual;
Si
puedes soportar oír la verdad que has dicho,
retorcida por malvados para hacer una trampa
para tontos, o ver rotas las cosas que has puesto en tu vida, y agacharte y
reconstruirlas con herramientas desgastadas;
Si
puedes hacer un montón con todas tus ganancias
y arriesgarlo a un golpe de azar, y perder, y
empezar de nuevo desde el principio y no decir nunca una palabra acerca de tu
pérdida;
Si
puedes forzar tu corazón, nervios y tendones
para jugar tu turno mucho tiempo después de que
se hayan gastado, y así mantenerte cuando no quede nada dentro de ti excepto la
voluntad que te dice: “¡Resiste!”
Si
puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud
o pasear con reyes y no perder el sentido
común;
Si
ni los enemigos ni los queridos amigos pueden herirte;
Si
todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado;
Si
puedes llenar el minuto inolvidable con un recorrido de sesenta valiosos
segundos.
Tuya
es la Tierra con todo lo que contiene, y lo que es más importante ¡serás PERSONA,
hijo mío!”
Rudyard Kipling,
Poeta, periodista y novelista inglés ((Bombay, 30 de diciembre de 1.865
– Londres, 18 de enero de 1.936). Premio Nobel de Literatura 1.907.
Kipling escribió este
texto en la Inglaterra de la época Victoriana, en 1.895, donde a las mujeres –aunque
consiguieron algunos derechos como el divorcio–, se les prohibía la entrada en
los clubs privados –diseñados tan sólo para hombres–. Por aquel entonces las Sufragistas
Británicas –consideradas de las más combativas–, luchaban por el voto femenino,
que no vio la luz hasta el año 1.918, y tan sólo para las mujeres mayores de 30
años.
En aquel momento Kipling no se podía ni imaginar
que un par de siglos después, su IF se
habría traducido a varios idiomas y seguiría vigente, alentando en la lucha
diaria tanto a hombres como a mujeres de todos los rincones del mundo. De haber
sabido que esto sería así, estoy completamente segura que Joseph Rudyard
Kipling habría cambiado la palabra “hombre” por la de “persona” al final de su
poema, tal y como yo he hecho.
Un ejemplo viviente de
cada párrafo de este texto, son las mujeres y hombres de Folkarria. Gente que
se ha unido
horizontalmente en el trabajo,
en pos de un sueño común.
Folkarria es un festival
de Bal Folk autogestionado que ya va por su quinta edición. No tiene patronos
ni patrocinadores, los propios organizadores son los que rascan sus bolsillos
para que cada año esta fusión de danzas y conciertos puedan ver nuevamente la
luz. Ni siquiera el ayuntamiento de Torres de la Alameda en la Alcarria
madrileña –que es donde se desarrolla–, les echa un cable. Lo máximo que se
implica la concejalía de cultura es haciéndoles una rebaja en el alquiler del Recinto
Ferial.
Este eco Festi–bal –como ellos lo denominan–, pretende
recuperar y difundir tanto las danzas tradicionales como la música folk
europea, haciendo de ellas un instrumento para la integración de diferentes
culturas, combinándolas con acciones de sensibilización ecológica y consumo
responsable, además de una serie de actividades participativas para adultos y
niñ@s. Hay una cuidada selección musical del folklore español tradicional para
todos los públicos, con conciertos de grupos nacionales e internacionales.
Además, hay talleres de instrumentos, de danza, de voz para adultos y de juego,
arte, y movimiento para niñ@s.
El festival ofrece paralelamente un mercado eco-solidario, feria de
artesanía, espacio para debates, exposiciones y otras actividades. Un año más,
se puso en marcha el Concurso Folkarria de música y baile para grupos noveles, dando
así la posibilidad a los ganadores, de actuar en el mismo escenario que
artistas consagrados en la edición del año siguiente.
Hay una zona de acampada –acondicionada con todo lo necesario– para
vivir el festival los tres días que dura. Y así poder compartir con personas provenientes
de toda Europa. A la hora de las comidas, se puede elegir entre alimentos
ecológicos o, además veganos. Pudiendo degustar una variada selección de recetas
de cocina que se encuentran en perfecta consonancia con la naturaleza.
En Folkarria se fomenta el reciclaje de basuras, la limpieza de las
instalaciones (todo un ejemplo los baños públicos), y el compartir los recursos
para contribuir al respeto por el medio ambiente. Grandes carteles anuncian los
coches que llevan sitios libres para no contribuir al exceso de polución en las
ciudades.
Al igual que Kipling con su If, Joe Darion, letrista del musical El Hombre de la Mancha, y su compositor Mitch
Leigh, hicieron famosa por todo el mundo en varios idiomas la canción El sueño imposible.
Desde aquí quiero dedicarles esta versión de los
dos textos interpretados por Nati Mistral para que nunca desfallezcan en su
intento de seguir cambiando el mundo a través de los sueños casi imposibles.
Para ell@s: Tamara, Diego, Sonsoles, Fabio, Sonia, Raúl, Alicia,
Miguel Ángel, Esther, Xavi, Gema, Juanra, Sara…
¿Crees
que hay que luchar por los sueños hasta el final?
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