Magia es la ilusión de crear algo
en pocos segundos y ponerlo en evidencia ante la mirada atónita de los
asistentes.
En época de crisis la gente
necesita creer con más fuerza en la posibilidad de cambiar las cosas, para así poder
conseguir los sueños anhelados. Quizá si todos aprendiéramos a hacer trucos de
magia, podríamos utilizarlos para eliminar de nuestras vidas todo aquello que
no nos gusta y cambiarlo por cualquier otra cosa que aunque se tratara de un
espejismo, pudiera generar en los demás la ilusión del cambio para que se
terminara convirtiendo en realidad. Porque cuando persigues con ahínco un
sueño, este indiscutiblemente se acabará cumpliendo.
En los momentos difíciles, de
soledad o tristeza es cuando más se necesita la magia y por eso los
espectáculos de este tipo están proliferando por todos los barrios y salas de
nuestro país, grandes o pequeñas.
El rey del ilusionismo es David
Copperfield pues tiene la capacidad de hacer desaparecer hasta la Estatua de la Libertad.
Por
desgracia nosotros no podemos verlo en nuestro país, sin embargo en España
también tenemos maravillosos magos que no pasan desapercibidos para el
carismático artista. El ilusionista estadounidense ha comprado los derechos
para EEUU de un truco de nuestro mago más internacional: Jorge Blass.
Jorge ha inventado un juego para
su espectáculo donde coge a una persona del público –elegida por varios de los
asistentes–, le deja una Tablet y le hace entrar en su perfil de Facebook o
twitter. Le dice que seleccione al azar a uno de sus amigos mientras gira
rápidamente todo el listado de sus seguidores. Cuando queda patente la persona
elegida, Blass proyecta su perfil de la red social en una pantalla gigantesca,
para que todo el mundo lo pueda ver y reconocer con facilidad. Finalmente el
amigo en cuestión aparece de un salto, al abrir una caja de cartón –aparentemente
liviana– que hay en el escenario.
Es tan efectivo el juego, que
aunque todos sabemos claramente que se trata de un truco y que evidentemente la
producción del espectáculo ha tenido que traer a esa persona hasta el teatro, el
público se queda anonadado y tarda tiempo en reaccionar.
Eso es la prestidigitación, la
ilusión de creerte lo que el mago te está obligando a ver, mientras la rapidez
de sus manos hacen que pueda llevarse a cabo la magia.
En casi todos los teatros de
España hay ilusionistas, mentalistas, prestidigitadores, etc. Yo os voy a
recomendar un par de espectáculos que se desarrollan en salas alternativas,
porque creo que este tipo de shows es mejor verlos en las distancias cortas.
“Suerte”, lo lleva a cabo el joven mago y presentador de televisión
Guillermo Martínez –conocido por el programa "Art Attack" de Disney Channel–.
Esta función es ideal para ir
toda la familia y quedarse maravillado con los trucos y la simpatía de su autor.
Otra exhibición digna de
recomendar es la que hace el mentalista Fito Crawford: “Straño, mentalismo en estado puro”. Perfecto para ir con la pareja
y enterarte de lo que está pensando en ese momento. Crawford Tiene tanta afluencia
de público, que ya lleva cinco años en cartel. No te lo puedes perder.
Cuando el camino se pone duro, la
ilusión es lo único que nos hace tirar hacia delante.
¿Y tú, crees
en la magia?
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