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lunes, 14 de septiembre de 2015

RESACA


1. f. Movimiento en retroceso de las olas después que han llegado a la orilla.
2. f. Limo o residuos que el mar o los ríos dejan en la orilla después de la crecida.
3. f. Malestar que padece al despertar quien ha bebido alcohol en exceso.
4. f. Efecto o serie de consecuencias que produce algún acontecimiento o situación. La resaca del éxito.

       Cualquiera de las cuatro acepciones que la Real Academia define como “resaca”, me viene bien para describir la sensación que tengo tras mi gira mexicana.

1.– Cuando llegas a la orilla después de haber estado en la cresta de la ola, ya no queda más remedio que retroceder.
En ese punto exacto me encuentro en este momento, pues he visto a los mexicanos fascinados ante mi arte y ahora al retorno a mi hogar, no me queda otra que volver al punto de partida.

2.–  En la orilla se quedaron los residuos de mi trabajo y aunque haya tenido obligatoriamente que regresar, aquello que sembré puede convertirse en el germen de algo más importante, que sólo un futuro próximo podrá sacar a la luz en el momento adecuado.

3.– Lo malo es el síndrome post vacacional, sobre todo tras haber pasado una semana entera en Cancún –disfrutando de los hoteles de lujo de la cadena Oasis–, bañada por el mar Caribe y enredada emocionalmente con las ruinas ancestrales de nuestros antepasados, en donde pude sentir toda la energía Maya y Azteca.

4.– Y cuando finalmente haces recuento y eres consciente de lo bien que te han tratado y de todo lo que has conseguido, tienes el temor de que ya nunca más se vuelva a repetir una experiencia parecida y es entonces cuando padeces “La resaca del éxito”.

En DF estuve viviendo con mi amiga Paula Narea –directiva de una filial de la discográfica Warner– que amablemente me acogió en su casa –un maravilloso ático del barrio de Polanco–. En un descanso de mi apretada agenda entre entrevistas y funciones, Paula me llevo a las ruinas de Teotihuacán. Ascendí por la pirámide del Sol hasta su cúspide y desde allí pude darme cuenta de la majestuosidad que aún tenía esta ciudad prehispánica. Una vez abajo, el paseo entre la Pirámide del Sol y de la Luna por la Calzada de los muertos, fue una sensación indescriptible.


Tuve siete funciones entre DF y Cancún para las que otra amiga, la actriz María Almela, me ayudó a cerrar los contratos de actuación y me proporcionó la mejor asistente, la también actriz Denise Castillo que se encargó de todo el tema de publicidad y comunicación.
Conseguí un patrocinador, una tienda de juguetes y cosmética sexual llamada Zona G, en la que sus dueños, un matrimonio encantador: Liz y Rodrigo, no solamente me pagaron la publicidad y me abastecieron de preservativos y lubricantes para repartir en mi show, sino que me pusieron un coche a la puerta para que me llevara y trajera por todo el DF, desde por las mañanas a las entrevistas hasta por las noches a los teatros.

 El público que vino a ver MISS TUPPER SEX alucinó por la facilidad con la que se podía hablar de sexualidad y la normalidad con la que se enseñaban los juguetes eróticos. Entre los espectadores de los diferentes locales donde actué –Foro Shakespeare, Círculo Teatral, Foro A Poco No, Teatro Bar El Vicio, El Cuevón–, tuve la visita de amigos y compañeros actores/actrices, escritoras/es, humoristas, directores de cine, de casting y otra serie de artistas que me regalaron su compañía y su talento ayudándome a trasladar al mexicano algunas de las palabras españolas que allí no tenían el mismo significado. Todos sin excepción fueron muy generosos conmigo, El Costeño –afamado humorista de Acapulco– me incluyó en su Cofradía de la Comedia, con un buen grupo de monologuistas que se reúnen cada semana para trabajar textos e improvisaciones. Además me invitó a compartir escenario con él en una función conjunta.

Las Reinas chulas que organizan cada año el Festival Internacional de Cabaret, me invitaron a participar y me cedieron su espacio del “Teatro bar El Vicio” para que siempre que vaya por DF, aún cuando fuera en vacaciones, pueda tener un lugar donde actuar. Allí mismo en una vitrina del local, dejé algunos ejemplares de MISS TUPPER SEX, para que en mi ausencia se pueda seguir difundiendo mi obra.
Gracias a la actriz Yoima Valdés, entré en el mundo del entertainment de la mano de su primo el gran productor Alexis Núñez. Él me introdujo en el programa de máxima audiencia de Televisa: “El Sabadazo” para hacer un sketch con otros actores de allí, donde me trataron como a una estrella. Me hicieron prueba de vestuario, maquillaje y peluquería, me pusieron coche de producción, me dieron tickets de comida, etc. Incluso la encargada de vestuario me regaló su plancha del pelo, porque la electricidad allí tiene otro voltaje y la mía no funcionaba.



Los periodistas locales se volcaron conmigo gracias a que sus homólogos españoles como: Silvia Melero, Fran Sevilla, María Verza… me ayudaron a contactar con ellos. Con todo ese apoyo, MISS TUPPER SEX apareció en el periódico Reforma, en el noticiero de Televisa, en infinidad de emisoras de radios y otras televisiones locales tanto en el DF como en Quintana Roo.

Y hablando de este último –el estado más turístico de México–, gracias a mi amiga la escritora y periodista Lydia Cacho, conseguí actuar en el cabaret Crazy Hot Coyote, del hotel Oh! By Oasis de Cancún, con un lleno total. Además disfruté de unas merecidas vacaciones por todos los hoteles de la cadena Oasis, en los que pude asistir a los espectáculos que al igual que el mío, se desarrollaban allí. El creador y dueño de esta maravilla de complejos hoteleros es el español Pedro Pueyo que ha apostado por la cultura como vía fundamental para el entretenimiento de su clientela. Nos deleitaban con todo tipo de espectáculos, que van desde un increíble show que nada tiene que envidiar a El Circo del Sol, hasta recitales de flamenco con artistas discípulos de Paco de Lucía, pasando por cabarets con bailarinas/acróbatas y cantantes de primera categoría. Entre todo ese talento actué yo y fue tal el éxito obtenido que ahora estoy planeando volver a Cancún para hacer una gira con MISS TUPPER SEX, por todos los locales de actuación de los diferentes hoteles Oasis.



Muy lejos queda ya aquella sensación de incertidumbre con la que me embarqué rumbo a tierras mexicanas. Pues exactamente igual que a los conquistadores, Moctezuma me recibió con los brazos abiertos y la serpiente emplumada me dio su gran abrazo de bienvenida.
       Los compañeros me dicen que tenga cuidado con esa primera impresión, pues al igual que en las resacas, también existe la venganza de Moctezuma y la de la serpiente, que tras haberte dado el abrazo, saca su lengua viperina para escupirte veneno.
       En cualquiera de los casos, yo me quedo con la emoción de lo vivido y el haber pisado lugares tan mágicos y milenarios como Chichén Itzá, Tulum o Teotihuacán.

Ahora estoy intentando superar la vuelta a nuestro país, para que no se me haga imposible ya que sumándole a todo esto el cambio horario, existe esa pequeña depresión que hace que cada mañana no tengas ganas ni energía para levantarte.
Soy de la opinión que cada vez que vuelves de un viaje impresionante, necesitas el mismo tiempo para recuperarte, que el que estuviste fuera.
 Y es que aunque mentalmente des órdenes a tu cerebro para que vuelva a la normalidad, tu cuerpo y espíritu no son capaces de cambiar tan bruscamente la forma de vida y se aferran a las sensaciones recibidas. Todo eso es lo que te impide regresar a la cotidianidad.

Tan sólo puedo decir: “Gracias a todas y a todos los que me habéis ayudado a que la experiencia mexicana haya sido un éxito, y espérame México porque volveré”.

¿Crees que el Ser Humano se enamora de los lugares al igual que de las personas?

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