La
aparición del vídeo doméstico, a principios de
los años ochenta,
provocaron una transformación del consumo audiovisual cinematográfico, actuando
como producto sustitutivo de la sala de exhibición tradicional. El espectador
estaba cambiando y quería tener una mayor oferta de ocio en un único local.
Por
ese motivo –entre otros– hubo que adecuarse a los tiempos y se implantaron en
España el nuevo concepto de multisalas de cine con un enfoque comercial. A
partir de entonces proliferaron este tipo de establecimientos y a día de hoy no
se concibe el concepto “sala de cine” sin tener una carta de películas entre
las que elegir.
El
siglo XXI con la popularización de internet –donde el usuario tiene ocio en
cualquier dispositivo móvil al alcance de su mano– está obligando nuevamente al
espectador a cambiar la manera de disfrutar su tiempo libre.
La
llegada de la crisis y la subida de los impuestos a la cultura, ha hecho que se
agilice el proceso de cambio y ahora le toque el turno al teatro. Pues aunque este
es una de las pocas artes donde se hace necesario vivirla de una manera
presencial, también su distribución y difusión han presentado en los últimos
años una nueva vía de disfrutar de esa experiencia humana.
La
oferta de salas alternativas ha proliferado en los últimos tiempos, pues en
ellas varía la forma de relacionarse con el público, ya que el actor está tan
próximo a su observador que podría parecer que este último forma parte del
elenco, llegando incluso a provocar un cierto reparo el inmiscuirse en la vida
de los personajes.
Si
en los años sesenta se cerraban teatros para reconvertirlos en cines, ahora en
los años diez de este nuevo milenio se están reciclando algunos cines
abandonados, en salas de teatro.
Hace tan sólo unos meses irrumpieron con
fuerza los Teatros Luchana: un viejo cine reconvertido en multisalas de teatro que
funcionan desde la mañana a la noche, para dar opción al espectador a elegir
entre más oferta de espectáculos: comedias, dramas, monólogos, cabaret,
infantiles, magia, etc.
Con cuatro espacios en continuo ajetreo se puede elegir
desde la taquilla, el horario de la función que más convenga, pudiendo ir
varios miembros de una familia y repartirse entre las diferentes salas para ver
teatro a gusto de todos. Se representan alrededor de 20 obras al mes entre las
que se diferencian programaciones para público adulto e infantil. A la salida
se puede quedar tranquilamente en el bar/restaurante y aprovechar para cenar
todos juntos sin necesidad de moverse del lugar.
Es
un local de calidad y compromiso, para que el publico pueda degustar desde la más
rica gastronomía hasta el mejor teatro. Incluso se puede comprar cena +
espectáculo a precios populares. También hay colaboraciones con escuelas de artes
escénicas y proyectos de formación para actores. El espacio lo que busca es la
captación de alumnos de primaria y secundaria con el fin de conquistar a nuevas
generaciones de público teatral, y para ello tiene actividades
extra escolares como: talleres de informática o la escuela de ballet de Víctor
Ullate.
En
las cuatro salas de Los Teatros Luchana se conservan los proyectores del
antiguo cine y antes de empezar cada función se proyectan cortos y tráilers que
publicitan las obras, que están simultáneamente en cartel.
Jorge de las Heras fue socio fundador,
gerente y programador de la Escalera de Jacob. Es actualmente uno de los socios
mayoritarios, gerente y director artístico de este nuevo proyecto. Los actores
Juan Diego y Fran Perea y el coreógrafo Víctor Ullate son otros de los socios
de este fascinante experimento.
Por
allí pueden verse actrices y actores conocidos, dramaturgos, directores de
cine, escritoras/res y artistas en general que disfrutan viendo teatro y que se
dan cita en la cafetería de este gran espacio cultural. Donde también se puede
hacer uso del Wifi y trabajar desde el portátil en cualquiera de los rincones
de estos 1.600m2 y sentarse en los cómodos sillones que invitan al descanso respirando
un aroma cultural.
Ahora que las salas de cine tristemente
se están cerrando para la explotación de globalizadas tiendas de ropa, es de
agradecer que un grupo de amantes de la cultura hayan decidido reciclar los
cines Luchana en teatros, pues además de generar cultura siguen conservando el
sabor de los antiguos cines.
¿Crees que el público prefiere
este tipo de espacios para ver teatro?
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