ELVERDADERO COSTE
¿Te has planteado alguna vez
porqué es tan barata la ropa que compras en las grandes cadenas de moda como:
Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho, Zara Home,
Uterqüe, H&M, Mango, Fórmula Joven (El Corte Inglés), Emidio Tucci, Yera,
Cortefiel, Primark, etc?
El negocio internacional de la
industria textil, ha crecido desmesuradamente en la últimas décadas, debido a
la demanda de occidente por consumir moda rápida de usar y tirar (fast
fashion). Los precios se vuelven cada vez más competitivos con lo que las
multinacionales aprietan en la negociación con las fábricas de ropa para sacar
más productos en menos tiempo, ajustando los presupuestos.
Las empresas presionan a los
productores para que fabriquen un elevadísimo número de piezas en un plazo muy
corto. Las exigencias de las firmas de producir gran cantidad de ropa en el
menor tiempo posible provocan que el proveedor, que no quiere perder el pedido,
subcontrate, a su vez, parte del mismo con fábricas de segunda fila.
Si te paras a pensarlo, es
prácticamente imposible que un vestido cueste diez euros o menos, cuando tan
sólo la tela ya vale eso. Si además te preocupas en leer las etiquetas, verás
que estas prendas están fabricadas en India, China, Bangladesh, Marruecos,
Turquía...
Atando cabos, no es muy difícil
llegar a la conclusión que para que el precio de venta al público sea de saldo,
los costes de fabricación deben ser ínfimos, con lo que es imposible que paguen
dignamente a los seres humanos que confeccionan todas esas prendas.
El 80% de estos trabajadores son
mujeres con lo que se produce una feminización de la pobreza y en Marruecos
miles de niñas se incorporan en vacaciones a las fábricas, haciendo el mismo
trabajo que las adultas pero cobrando el 40% del salario, así que ahí además se
da la explotación infantil.
En esos países cientos de miles de personas
aún teniendo trabajo, o quizá por eso, son infinitamente pobres.
Bangladesh es el paradigma de
esta situación, tiene los salarios más bajos, por debajo de los 40 dólares al
mes por jornadas de más de doce horas diarias en la mayoría de los casos y de
seis días a la semana.
Las condiciones de trabajo son
infrahumanas, las trabajadoras cosen las prendas en locales que no disponen de
las más mínimas condiciones higiénicas ni de seguridad. No les pagan las horas
extras. Son muy comunes los abusos sexuales y los abusos de poder. Les retienen
la parte correspondiente a la seguridad social, pero nunca llegan a darles de
alta y se quedan ese dinero. Existe represión sindical y persecución a las
empleadas que intentan organizarse, hay listas negras que se pasan las empresas
con las personas que han generado problemas sindicales y nadie las contrata.
Utilizan materiales tóxicos para el
tratamiento de las prendas, como el que se usa para la decoloración de los
pantalones vaqueros; el 'sandblasting' que consiste en aplicar chorros de arena
para que parezcan envejecidos. Esta labor la hacen sin protección y tras la
inhalación diaria de esta sustancia, provoca graves enfermedades respiratorias,
de piel, pulmonares como la silicosis, o incluso cáncer y en mujeres
embarazadas llega a generar malformaciones fetales.
Todo esto lleva a tales condiciones
de esclavitud, que ha llegado incluso a causar la muerte de los trabajadores.
Uno de los accidentes más graves
vivido por la industria textil en los últimos años fue el de Rana Plaza en el
año 2013, donde se alojaban cuatro fábricas de ropa en Bangladesh, y en el que
fallecieron 1.130 trabajadores y otros 1.500 resultaron heridos debido a las
pésimas condiciones de los edificios.
La tragedia de Bangladesh y el
incendio de ese mismo año en otra fábrica de Dacca son nada más que una llamada
de atención a lo que está ocurriendo, porque sigue habiendo un goteo continuo
de muertes año tras año por la falta de seguridad en los talleres.
Lo que es inadmisible es que en
pleno siglo XXI todavía exista la esclavitud, y el fenómeno de la moda rápida
es un claro ejemplo de que occidente sigue esclavizando a oriente.
Además, todo esto tiene un alto
coste medioambiental pues hay un uso indiscriminado de pesticidas e insecticidas
en los cultivos de algodón, así como el aumento de cultivos transgénicos y los 7.000
litros de agua que se invierten en producir un vaquero.
De esta situación tan problemática
habla la película “The true cost” (ganadora del premio
del Jurado).
Es un documental que se estrenó la semana pasada en la Cineteca del Matadero de
Madrid, dentro del programa de actividades que presentaba el 1er Festival de
cine sobre progreso sostenible de la Comunidad de Madrid ANOTHER WAY FILM FESTIVAL.
El objetivo de este festival es
dar a conocer largometrajes –seleccionados por su calidad y contenido–, basados
fundamentalmente en los tres pilares de la sostenibilidad: social, medio
ambiental y económico.
Desde allí nos proponen tomar
conciencia con nuestro consumo y a no ser cómplices de la barbarie. Nos alientan
a que consumamos en tiendas de comercio justo, haciéndonos ver que lo barato,
sale muy caro y que es preferible comprar tan sólo una cosa más cara, que diez
cosas baratas.
Nos hacen pensar en la manera
compulsiva que tenemos de consumir y hacen especial hincapié en el slow life.
Intentan concienciar en la
reutilización de los productos y en la compra en mercadillos de segunda mano.
Según su directora Marta García
Larriu Así fue la acogida del Festival:
“Es alentador ver la de personas que están interesadas, y
preocupadas, que quieren saber mas sobre la sostenibilidad y sobre otra manera
de hacer las cosas. El aforo de nuestro festival estaba casi lleno en varias
sesiones, en las actividades lúdicas relacionadas con el tema se puso el cartel
de “completo” semanas antes del evento. La participación del publico en los
debates fue algo realmente inaudito, en el caso de las directoras de la
película “Stop! Rodando el Cambio” se quedaron en La Cantina (restaurante
contiguo a la Cineteca) haciendo mesa redonda mas de 2 horas por el interés que
tenían las personas en conocer mas a fondo el sistema de eco aldeas.
Gema Gómez, directora de Slow
Fashion Spain, que hacía su ponencia al
fin de un día largo, mantuvo la atención de la sala hasta el final. El post de
recomendaciones elaborado en colaboración con AWFF obtuvo mas de 900 visitas en
las pocas horas que siguieron la película.
Fernando Prieto, del Observatorio de Sostenibilidad, nos fascino
hasta que literalmente nos tuvieron que echar de la sala.
En cada sesión se nos acercaban varias personas a pedir mas
información y también a compartir sus miedos y los esfuerzos que hacen por
sumar e impulsar este cambio hacia una vida mas sostenible, en los grupos a los
que pertenecen.
Hoy nos hemos despertado con un sin fin de comentarios y
felicitaciones en redes sociales que nos ayudan mucho para impulsarnos al año
que viene.
Como intuíamos hemos dado con una necesidad social que no estaba
cubierta en Madrid: un punto de encuentro para disfrutar, sensibilizarse,
informar, aprender y debatir las formas de cambio para una sociedad sostenible,
a través de un cine-documental de calidad, charlas por expertos y actividades
lúdicas para dar un paso mas en el camino.
¡¡Os esperamos el año que viene!!”
Una vez destapada la caja de
pandora, ya no se puede mirar a otro lado mientras se compra en empresas que no
respetan los derechos humanos, pues cada pieza que te llevas a casa, tiene su
valor en metálico y otro valor humano tal vez teñido de sangre. Eso hace plantearte
que cada camiseta que cuesta un euro sale carísima.
Y de pronto te sientes cómplice
de esas muertes pues si todo esto existe, es porque tú compras.
Mientras se compren diariamente
trapos de colores para usarlos y tirarlos con la alegría del que no sabe cual
es el verdadero coste, el tercer mundo seguirá sufriendo la frivolidad del
primero hasta que este no se pare a pensar que cuando toca esas prendas puede
que sus manos se queden para siempre manchadas de sangre.
¿y tú,
seguirás siendo cómplice?
No hay comentarios:
Publicar un comentario