“Lo que más me ha tocado de los
testimonios de la gente que está fuera, es su enorme añoranza por nuestro país
y al mismo tiempo su profunda decepción al sentir que ese país que tanto añoran no les ofrece una oportunidad o un futuro”
Icíar Bollaín
En Tierra Extraña es la última película
de la actriz, escritora, cineasta y artista en general; Icíar Bollaín que hace
con esta, la número siete, siendo el primer largometraje documental de su
dilatada filmografía.
Hace no mucho tiempo que Icíar decidió
marcharse a vivir a Edimburgo, aprovechando la procedencia escocesa de su
marido Paul Laverty –guionista habitual del director de cine Británico, Ken Loach, con un estilo de realismo social y temáticas
socialistas–.
Allí empezó a encontrarse con compatriotas que a pesar de tener estudios
universitarios, estaban trabajando en el sector del servicio y la limpieza,
ejecutando esos trabajos que los escoceses no quieren hacer. Ahora estos
españoles comprenden cómo se sienten los latinos y el resto de
inmigrantes en España, que tras haber dejado casa y familia, intentan adaptarse
a un país extraño con otras costumbres y en muchos casos incluso con otro
idioma.
Los movimientos migratorios son
cíclicos, y en estos últimos años en España se están volviendo a producir las
emigraciones masivas que aún recordamos de los años sesenta. En esta ocasión
existe una gran diferencia, y es que los que emigran no son los ciudadanos sin
preparación, sino todo lo contrario; son los que saben, los preparados, los que
tienen estudios, idiomas, son aquellos que con su esfuerzo y sabiduría podrían
sacar a nuestro país de esta crisis. Una crisis diseñada y que habiendo creado
otros, estamos sufriéndola los inocentes, los crédulos, la gente de buena fe
que sigue creyendo en otro mundo posible y que confiaron en unos representantes
que esquilmaron nuestro país para meterlo en sus propias arcas y sumirnos
a toda la población en la pobreza más absoluta. Se van los arquitectos,
abogados, ingenieros… Pero no se van a ejercer su profesión, se van a trabajar
de camareros, limpiadores, recepcionistas… para servir a la ciudadanía escocesa que aún siendo miembros de la misma Unión Europea, los españoles y
españolas nos hemos convertido en las chachas de Europa.
Da igual cuanto sepas porque en
España no te servirá. Esa
es una idea que ronda en la mente de los estudiantes en nuestro país. Ellos
saben que los poderosos se han cargado nuestras fuentes de riqueza y se las han
repartido entre unos cuantos. Ni siquiera nos dejan el recurso del pataleo, no
podemos ni quejarnos, tan sólo marcharnos a otros países en donde el simple
hecho de ser persona esté mínimamente valorado. Cuan terrible es el sentimiento
de los expatriados que, aún desempeñando trabajos muy por debajo de sus aptitudes,
no quieren volver a su país, a pesar de añorar su tierra. Porque aquí les han
recortado tanto que ya no cubren ni las necesidades más elementales, y en otros
países, eso está implícito en los derechos de los trabajadores.
En Edimburgo muchos españoles han encontrado
lo mínimo que se necesita para ser feliz: un trabajo que proporcione un
sueldo digno con el que poder mantener a su familia, cosa que en España el salario no llega ni trabajando de ingeniero, en el hipotético
caso de encontrar ese tipo de trabajo.
Resulta triste ver personas que
se sienten como un guante desparejado, y aún así no quieren recuperar el otro
guante, volviendo a su patria. Pues para sobrevivir de mala manera, prefieren
vivir lejos de su tierra natal, cohabitando con otras culturas que aún hablando
diferente idioma y teniendo distintas costumbres, les resulta más sencillo
adaptarse a lo nuevo, que sentirse maltratado en su propia casa.
La ciudadanía española se siente
indignamente tratada, y no ve el momento que termine una crisis que ha arrasado
a la población y en donde no les han dado ni una oportunidad de trabajo acorde
con sus posibilidades.
¿Qué se puede esperar de un país donde
empujan a los cerebros a marcharse en busca de un lugar para ser felices? Un
país que desperdicia el talento y el conocimiento de sus ciudadanos a pesar de
que les haya costado largos años de esfuerzo y dinero.
Un país donde la gente se suicida porque no
puede afrontar el día a día y donde se desahucia a las familias por no poder
pagar sus alquileres o hipotecas, llegando incluso a dejar en la calle sin
escrúpulo alguno a bebés con sus madres que no tienen otro lugar donde
cobijarse.
Esa era la trampa que nos
esperaba al entrar en la Unión Europea; un club elitista donde los
países ricos se aprovechan de los débiles, utilizándolos para cubrir sus
necesidades más primarias.
En Edimburgo, una licenciada en
Bellas artes trabaja como dependienta, una administrativa como limpiadora, una
comerciante en paro, un licenciado en Ciencias Políticas ejerciendo de trabajador
social y una trabajadora social de camarera. Una documentalista licenciada en
Comunicación, busca trabajo, una ingeniera química trabaja como limpiadora y
una psicóloga es camarera y trabajadora de la limpieza. Con edades comprendidas entre los veinticinco
y los cincuenta años, las protagonistas de En Tierra Extraña son el eje de una única historia que te hace sentir identificado en todas esas vidas, pues eres consciente que cualquiera de ellas
podrías ser la tuya.
Personas que buscan su lugar en
el mundo y que un día tuvieron que hacer la maleta, dejaron sus casas,
familiares y amigos, para encontrar otro espacio donde al menos se les
considerara como seres humanos, y poder vivir dignamente.
Alberto San Juan con su monólogo
“Autorretrato de un joven capitalista español” es el hilo conductor de todas las historias de la película, y nos
explica cómo ha sido perversamente diseñada esta crisis por los poderosos, para
que solamente puedan disfrutar ellos, de las fuentes de riqueza de este país y cómo
pretenden quitarnos hasta el derecho a la cultura.
Icíar Bollaín, después de conocer
el drama social de las diferentes vidas con las que se cruzó en Edimburgo, decidió rodar
En Tierra Extraña ayudado por las
productoras Lina Badenes –Turanga films– y Cristina Zumárraga –Tormenta films– con
el apoyo de TVE, para que la gente sea conocedora de la realidad y nada ni
nadie pueda volver a engañarnos.
En Tierra extraña es un canto a
la libertad y a la dignidad de las personas, donde por mucho que nos quiten
nunca podrán despojarnos de nuestro derecho a pensar por nosotros mismos.
Sé crítico con todo y con todos y
no esperes que nadie coja las riendas de tu vida. ¡¡¡¡No te quedes parado,
actúa‼‼
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