De casta le viene al galgo; Beatriz Bergamín, hija, nieta y bisnieta de gente dedicada en cuerpo y alma a la
cultura, como su abuelo José Bergamín o su bisabuelo Carlos Arniches. Por
vocación y por continuar la tradición, Beatriz es actriz, escritora, periodista
y ahora dramaturga. Toda una vida dedicada al teatro –aunque también la hemos disfrutado
en televisión y cine–, las tablas siempre fueron su pasión. Se subió por
primera vez a un escenario con tan sólo dieciséis años, y nunca más volvió a
bajarse. Ahora en tiempos difíciles para la profesión de artista en general y
de interprete madura en particular, Beatriz decide tomar las riendas de su vida
laboral junto con su amiga del alma y compañera de profesión, la también actriz
Ángeles Martín. Se empeñaron en sacar un proyecto adelante y lo consiguieron. Ensayaron
a fondo un texto escrito por la propia Bergamín y del que no se sabe
exactamente cuanto hay de ficción y cuanto de realidad. En la obra se entremezclan
las vidas de dos hermanas con la grabación de un documental donde las propias
actrices desnudan su alma para contarnos su vida real, llegando ambas a la
conclusión, que lo que más les llena es su faceta como madre. Me pregunto
cuanto de real tiene también la parte ficticia, y cuantas entrañas de las dos, ha
querido Beatriz incorporar a ese texto de ficción. Casi, casi parece
autobiográfico este trabajo conjunto donde cuentan la última etapa de sus vidas
llenas de sin sabores, por la falta de trabajo, de dinero y de un lugar en el
mundo donde realizarse y poder pedir a la vida una pizca de tranquilidad y
felicidad.
No hay papel es un drama que mezcla sarcasmo con gotas de sentido del humor, en donde
en ocasiones al público se le congela hasta la sonrisa.
Si este país atraviesa una crisis de
la que no parece que haya luz al final del túnel, en el caso de las mujeres en
los albores de la cincuentena, es un momento especialmente agrio, pues la
sociedad no ha creado un lugar para ellas donde sentirse aceptadas e incluidas.
Si osaran arriesgarse a buscarlo, tendrían que luchar contra viento y marea
para encontrar un brizna de aire fresco con el que poder identificarse. Esto lo
sabe muy bien Ángeles Martín –en otro tiempo estrella de la televisión–, pues
aparecía en la pequeña pantalla todas las semanas, en numerosas series y
programas, donde combinaba su faceta de actriz con la de presentadora. El
público la adoraba y aunque hizo algo de cine y mucho teatro, fue en los años
noventa cuando la televisión la dotó de una popularidad que a día de hoy sigue
conservando. Pero su edad y condición de madre la deja fuera del combate diario
de una profesión en donde no hay papel para esos personajes. Esta sociedad deshumanizada
–que entre todos hemos creado–, rechaza la experiencia y el talento en aras de
savia nueva con la que mercadear en la industria de la imagen.
Sin embargo siguen estando vigentes
momentos antológicos como este, que si saberlo Ángeles Martín, creaba un Sketch,
en el que acompañada por varios actorazos consiguen una pieza que cualquier telecomedia
mataría por tener.
Ángeles Martín y Beatriz Bergamín,
coincidieron en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático) allá por finales
de los años ochenta, con una promoción de diferencia entre ambas. Se hicieron
amigas y llegaron incluso a trabajar juntas, pero fue en el año 2.003 cuando se
reencontraron en los Campamentos de Refugiados Saharauis en Tindouf, Argelia.
Allí convivieron durante una semana en la misma jaima, junto con otras compañeras actrices, cantantes y escritoras,
y en donde corrieron la misma suerte que la población refugiada Saharaui.
Llegaron a conectar tan profundo con el drama que allí se vive, que aquél viaje
fue revelador para ambas, consolidando su amistad hasta el punto de pasar a ser
hermanas de alma. Desde entonces y hasta ahora nunca se han perdido la pista, y
en los momentos difíciles se han juntado más para darse aliento mutuamente. Ahora
en época de crisis y prácticamente con los mismos problemas que da el tener una
edad parecida, Ángeles y Beatriz se unen en un duelo interpretativo los
miércoles de octubre y los jueves de noviembre, en la sala recién creada Off De La Latina –Mancebos 4–, en el
antológico barrio madrileño de La Latina.
Mucha química hay entre las dos
actrices y se nota desde la primera escena que este espectáculo no podría darse,
la una sin la otra. La función arranca en cuanto sus miradas se conectan y ya no
te permiten apartar la vista, porque quedas atrapado en esa conexión casi
cósmica donde te das cuenta que ellas se han conectado para siempre.
Si te obligaran a elegir a una de las
dos como si se tratara de La decisión de
Sophie, te quedarías con el rictus de Meryl Streep, porque se hace
imposible decidir entre la una o la otra, a menos que como en el caso de la
película, te pusieran una metralleta en la cabeza.
No Hay Papel, es una obra de teatro que tiene su contratación abierta. Si
alguien estuviera interesado, puede conectar con:
DESAFORADO2 S.L.
email: desafora2@hotmail.es
En cualquier caso, merece la pena no
perderse esta función, todos los miércoles de octubre a las 20h y todos los
jueves de noviembre a las 21,30h en la Sala Off de La Latina, C/ Mancebos 4.
Metro: La Latina.
¿Crees que debería haber más papeles para mujeres de cincuenta años?
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