El pensamiento
abstracto hace
referencia a los mundos interiores creados por el ser humano para comprender la
existencia. Consiste en la forma en la que las personas agrupan las ideas,
conceptos, imágenes y objetos que le permiten contener los conocimientos.
El pensamiento abstracto es fundamental en la
humanidad pues gracias a él se tiene la capacidad para deducir, extrapolar lo
aprendido a cualquier otra situación, comparar o sacar conclusiones.
Lo abstracto utiliza un lenguaje que no tiene
forma ni códigos específicos y donde la libertad se ve reflejada sobre todo en
el color, representando entidades que no tienen su modelo en la realidad.
Existen tantos universos abstractos como personas hay en el mundo.
En el arte se representa no en lo que vemos
sino en cómo lo vemos. La
línea, el plano y el espacio no significan nada, hasta que adquieren un
determinado significado a partir de una descarga de energía que se produce dentro
de la mente del artista.
“A
veces, surge energía donde creías que no había. Aparece una explosión de
la nada, todo se revuelve y mezcla: La luz, la oscuridad, el vacío y el todo. Tratas
de dejar atrás, lo que ya no forma parte de ti”.
La pintura abstracta no pretende representar cosas
o seres concretos y atiende solo a elementos de forma, color, estructura,
proporción, etc.
La poesía abstracta son aquellas palabras
sueltas impresas en una hoja de papel que hacen referencia a objetos que no se
pueden percibir con los sentidos, sino con la imaginación, como el amor o la
felicidad.
Cuando la poesía se hace pintura o la pintura
poesía, tenemos ante nosotros una obra de gran magnitud, pues utilizando la
sinergia de las dos disciplinas se consigue llegar al público con mayor
profundidad.
Cuando un artista pinta un cuadro abstracto,
tan sólo pretende ser fiel a su propia naturaleza, siendo íntegro consigo
mismo. Pero cuando esta pieza se expone, el que lo mira intenta buscar algún
parecido a la realidad para poder entender la obra que tiene delante.
Si el pintor además es poeta, consigue conectar
antes con su público pues en la explicación de los cuadros hay un poema que te
lleva a la evocación del universo de cada pieza artística.
Este es el caso de Alfredo Molero Doval, un
director de casting que compagina su trabajo diario con la pintura y la poesía.
“Desde muy pequeño
dibujaba por los sitios más insospechados, los libros siempre parecían cualquier
cosa menos algo para estudiar, garabatos, líneas extrañas, naves espaciales, personas
con formas diferentes. Mi cabeza siempre estaba llena de colores, texturas,
símbolos... Y un día hace unos cuantos años, delante de mi primer lienzo en
blanco, que suele ser algo que aterroriza al artista, me lancé con avidez sobre
el mismo. El tiempo pasaba volando, me veía a mi mismo como flotando. Era como
experimentar una vida paralela. Los pinceles y espátulas se movían a una
velocidad de vértigo y casi sin control, era la primera vez que sentía algo
así. Después el despertar, ya no había en mi mente otra cosa: cómo continuar,
qué añadir, qué nuevos elementos podría descubrir. Y así comenzó todo”.
“Así
es como yo veo y siento el arte. Mediante trazos fuertes, colores potentes
y texturas diversas intento captar la esencia de mis sensaciones”.
“El
paso del tiempo significa experiencia; lo quemado, lo partido, lo roto, lo
desvencijado o lo desechado son una fuente constante de inspiración”.
Alfredo Molero acaba de finalizar una
exposición de su última obra, en el club Ramses de la Plaza de la Independencia
en Madrid.
“El
título de la muestra es "ABRE", y tiene que ver con la evolución
personal y la necesidad de rasgarse desde dentro para que fluya todo lo que a
veces se queda aprisionado en nuestro interior”.
“Veo
en la pintura una forma de expresión y de conexión con el alma. Utilizo y
mezclo colores y materiales diversos, pero siempre naturales, como la tierra,
la madera o el cristal”.
“El
hombre se pone en contacto con el Universo; el fuego, el aire, el viento y
todos los sentimientos afloran a la vez como una lluvia de meteoritos que van
directamente al espíritu”.
¡ROMPE!
“Sobre
la dureza de la piedra, de la vida, el alma viaja libre, los colores
se mezclan y empastan, los diversos tonos suavizan la roca, el día vence
a la noche, el movimiento vence a lo establecido”.
¡COMIENZA!
“La
intensidad resulta a veces agotadora pero de repente, y sin previo aviso,
los trazos son más suaves, todo brilla y luce fresco...Todo sonríe y se mueve
como una primavera tardía. En medio del gris otoñal, la luz te rodea
aunque solo sea por unos breves momentos”.
SANGRE
FRESCA
“De
nuevo al agrietarse la textura, la coraza aparece bajo la vida, la libertad, la
fuerza. Para que eso ocurra hay que desgarrarse desde dentro, dejar que salga
sangre fresca”.
TEXTURAS
AGRIETADAS
“A
veces, durante el proceso creativo te das cuenta de que estas utilizando
texturas agrietadas, como tratando de cerrar viejas heridas que todavía están
cicatrizando. O utilizando texturas naturales que parecían muertas,
tiradas, abandonadas y les das vida de nuevo, las haces florecer, las
conviertes en eternas. Sientes que algo desea salir a la superficie de forma
brutal, salvaje, rompiendo cualquier barrera que encuentre a su paso.”
Yo estuve en aquella exposición y me llamó la
atención tanto la filosofía del artista como el arte que había en sus lienzos de tamaño gigantesco. Todos los cuadros están hechos en técnica mixta y los
materiales usados en el proceso creativo son minerales y diferentes texturas naturales
que resultan extrañas o curiosas al verlas de cerca.
Las piezas tienen dimensiones que oscilan entre
el metro de ancho hasta los casi dos metros de alto. Siendo algunos cuadros dípticos
trabajados juntos y otros por separado, pero expuestos pegados como siameses.
Me dejó
exhausta la pintura del cráter.
¿Y para ti, cuál es tu cuadro favorito?
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