A simple vista, Virginia Rodrigo parece
frágil y ligera como una gacela. Pero en cuanto ahondas en su personalidad, te
das cuenta que es una tía fuerte, de esas que no se amilanan ante nada. Se
mueve por Madrid en su propia bicicleta y se considera fiel defensora de los
derechos de las mujeres. Tiene un blog donde plasma sus pensamientos e
inquietudes y además es PercuAutora.
Reconozco que el
día que me presentaron a Virginia Rodrigo era la primera vez que escuchaba esta
palabra: PercuAutora, y luego me enteré que fue ella misma quien la acuñó.
De entrada me llamó la atención su
talante, pues al ser escritora de sus propias letras –junto con el poeta Álvaro Tato–, habla de aquellas cosas que le preocupan como mujer, y lo hace con arte, gracia y talento.
Todos los cantautores que yo había
conocido hasta la fecha, se acompañaban de su guitarra. Otros lo hacían con el
piano, pero nunca había visto a ninguno de ellos que saliera a cantar con la
batería. En el caso de Virginia es que además es multiinstrumentista y
performer; toca el cajón, la darbuka y todo el set de instrumentos de
percusión, pero además toca la guitarra y el piano, aunque ella no quiera
considerarse guitarrista ni pianista. Aparece en sus conciertos desprovista de
todo lo superfluo, desnuda de alma y pies para que nada ni nadie le impida
gritar a los cuatro vientos que su opción musical es tan válida o mejor que
cualquier otra.
Cuando le pregunté porqué se había
dedicado a la música, me contestó esto:
“Empecé
a tocar sin demasiada intención. En mi familia todos provienen
del ámbito académico; nadie se dedica a la música, así que empecé a hacerlo
como hobbie. Comencé tocando percusión árabe y flamenca. En mi búsqueda por
aprender un instrumento versátil con el que abarcar diversos estilos, empecé a
estudiar batería. Paralelamente cursaba estudios de Humanidades en la
Universidad Carlos III, que era bastante estricta y presencial y como yo ya llevaba
unos años tocando, me empezó a salir trabajo de percusionista. Me pusieron muy
difícil compaginar ambas cosas y pensé que sería tan improbable ganarme la vida
con las Humanidades como con la percusión. Aposté y me decidí por la música. No
me equivoqué, pues esta profesión me ha dado de comer, y la facultad no se muy
bien qué frutos me habría proporcionado, sobre todo con la que está cayendo”.
Sin embargo la docencia si que es
algo que le viene de familia, así que decidió dar clases de percusión y, desde
hace doce años dirige su propia escuela: Ritmo y Percusión.
Ella se siente
completamente realizada con esta faceta de profesora y, niega rotundamente la
vieja idea de que quien se dedica a la docencia, es porque no es demasiado
bueno como para subir a un escenario.
Virginia se formó durante años en la
Escuela Popular de Música y Danza de Madrid. Desde entonces comenzó a trabajar
como baterista y percusionista –en lo que lleva más de una década–, colaborando
con artistas y grupos como Javier Paxariño, La Musgaña, Ana Alcaide o Eduardo
Laguillo y varios miembros del grupo Radio Tarifa.
En el año 2014 decidió sacar adelante su
propio proyecto poniéndose al frente de la banda, cantando. Preparó, grabó y produjo su
primer disco PercuAutora, en el que incluye su single HiperSexualidad
que le ha llevado a tener más de 20.0000 visitas en You Tube. Ahora mismo
se encuentra preparando la gira de otoño y además su disco PercuAutora está
sonando todos los jueves a las 22,30 en el Teatro Alfil, insertado en mi
monólogo MISS TUPPER SEX.
Una amiga común nos presentó y en
seguida me di cuenta que podríamos hacer sinergia y es que tenemos la misma
visión de la cosas, así que era muy fácil que pudiéramos trabajar juntas.
Yo acababa de
estrenar en el Teatro Alfil un monólogo que habla de la sexualidad femenina y
pensé que el tema HiperSexualidad, venía que ni pintado para insertarlo
durante el espectáculo. Ahora el público del Alfil, sale cada jueves tarareando
su estribillo: “HiperSexualidad, hipermercado tecnia del sexo mundial”.
Espero que esto
sea tan sólo el principio de un futuro lleno de colaboraciones entre las dos. Además
le auguro un maravilloso porvenir a esta artista que también tiene algo de
actriz en el escenario. ¡No hay que perdérsela!
¿PIENSAS QUE A LAS MUJERES
BATERISTAS LES CUESTA MÁS SER VALORADAS?
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