En 1.703 se fundó en Rusia la ciudad de San Petersburgo,
pero en el año 1.914 se le cambió el nombre por el de Petrogrado, desde el año
1.924 se llamó Leningrado y en 1.991 volvió a ser San Petersburgo.
Todas estas transformaciones tenían su sentido: San
Petersburgo quiere decir: La ciudad de
San Pedro –el santo del zar Pedro el Grande–, su fundador. En la revolución
rusa se convierte en Petrogrado, que significa El pueblo de Pedro, para quitarle el sentido religioso. Diez años
después se cambia a Leningrado para honrar a Lenin, en la plenitud del
comunismo. Al romperse la Unión Soviética, se rescata el nombre de San
Petersburgo para recuperar la identidad de la Unión Rusa y así, borrar las
señas del estado comunista.
En el siglo XX, la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS), fue el principal modelo de socialismo estrictamente
centralizado.
Y en el Leningrado de 1.967, en pleno apogeo del Partido
Comunista de la Unión Soviética, nacía Elena Pliousnina, hija de dos profesores
universitarios –una catedrática de ruso y un ingeniero–, a la que nada le hacía
presagiar que un buen día, con poco más de veinte años, cogería sus maletas y
se vendría a España en busca de un futuro diferente. Estudió español, Filología
Románica y Turismo en la Universidad Estatal de Leningrado. Los vientos de la
Perestroika –entre los años 1985 y 1992– la trajeron a España donde emprendió
una nueva vida, trabajando como intérprete–traductora y guía turística. El amor
y los avatares del destino la hicieron afincarse en la sierra noroeste de
Madrid. Llegó a convertirse en empresaria hostelera estando a cargo del restaurante
La Barbacoa de Zarzalejo, que se encuentra al pié de Las Machotas –dos enormes
montañas que separan el monasterio de San Lorenzo de El Escorial (obra máxima
de Felipe II), del municipio de Zarzalejo–.
En el año 2.012 cambiaron los vientos nuevamente para
Elena, pero ella acostumbrada a las transformaciones tanto en su vida como en
su ciudad natal, no tuvo demasiado problema en adaptarse a la nueva Perestroika.
Y ya que esta palabra significa reestructuración, Elena decidió reestructurar
su restaurante y su vida, dotando de un halo de esperanza a ambas cosas y dando
un aire nuevo a su negocio. Decidió llamarlo La Parada Resto–Bar, debido a un semáforo real que le regaló un
amigo y porque era un lugar donde los moteros hacían una parada obligada.
Incluyó
actuaciones en vivo todos los viernes y sábados. De esta manera esas dos
noches, La Parada se convierte en una sala de conciertos y actuaciones, donde
los visitantes pueden cenar, tomar una copa, picar algo y disfrutar de la
música y del teatro en un agradable ambiente con chimenea y cómodos sofás.
De
entre los músicos y artistas que han pisado ese escenario se pueden nombrar a:
Fernando de la Rua, Nancho Novo con Los Castigados sin Postre, Mercedes Ferrer,
Javier Colina, Javier Bergia, ¡EA!, Mariel Martínez con "Esos otros
Tangos", Pilar Ordóñez, Raquel Molina, Pepín Tré, Luis Fierro, Amir Haddad, Daniel Higiénico y Tonky de la
Peña con su Tonky Blues Band, entre otros.
La Parada es un bar–restaurante que ofrece a sus amigos y
clientes una variada carta con precios populares que incluye platos vegetarianos
como: Pastel de Cebolla y Queso, Cous-Cous con Verduras, Ensalada Griega,
Ensalada Mediterránea con Aguacate, etc. También hay lugar para los carnívoros
con carne a la brasa: Entrecot, Secreto, Costillas de Cerdo, Chuletas de
cordero, etc. Y para los amantes del mar, tienen la especialidad de la casa: Salmón
Fresco Ahumado en caliente –plato de origen ruso, que sólo se puede degustar en
este restaurante–. Los golosos también encuentran su lugar en las tartas
caseras: de Chocolate, de Arándanos, etc. Incluso se piensa en los más pequeños
ofreciendo un Menú infantil. También organizan eventos y celebraciones privadas. Para información y reservas hay que
llamar al 91 8992043 y 627049952.
La Parada dispone de una terraza y accesos habilitados
para minusválidos y carritos de bebés. El trabajo, la dedicación, el buen hacer
y la calidad de los platos es reconocido por los fieles clientes que cada vez
son más y más.
La Parada–Restobar
de Zarzalejo ha cosechado importantes éxitos entre el público de la sierra
madrileña. Más de veinte años de trabajo en este restaurante han asegurado una
clientela fiel y satisfecha y un ambiente de confianza y amistad en el local.
Elena Pliousnina lleva casi más tiempo en España que en
Rusia pero sigue viajando a San Petersburgo cada verano donde le espera su
familia, para que ni sus hijos ni ella olviden nunca la ciudad que la vio
nacer.
¿Crees que cambiar de nombre a las cosas ayuda a superar
etapas?
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